¿Cuál es la verdadera 'arma' de Irán?

La reciente escalada del conflicto entre Israel e Irán ha generado un ambiente de tensión en el Medio Oriente que podría tener repercusiones significativas a nivel global. La agresión del Estado hebreo contra Teherán el pasado 12 de junio ha reavivado las hostilidades entre los dos países, que ahora intercambian amenazas de manera cada vez más intensa. En este contexto, Irán ha resurgido con una advertencia que ha captado la atención del mundo: el posible bloqueo del estrecho de Ormuz, una de las rutas marítimas más cruciales para el comercio internacional, especialmente en lo que respecta al petróleo y el gas.

El estrecho de Ormuz conecta el golfo Pérsico con el golfo de Omán y es un pasaje estratégico por el que transitan buques de varios países productores de petróleo, incluidos Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos e Irak. En 2022, cerca de 21 millones de barriles de petróleo pasaron a diario por el estrecho, representando aproximadamente el 21% del consumo mundial. Cerrar este canal significaría alterar el delicado equilibrio del mercado energético y podría desencadenar una crisis inflacionista sin precedentes.

Las consecuencias de un eventual bloqueo son alarmantes. Además de los retrasos en el suministro, los costos de envío se incrementarían, lo que elevaría los precios del petróleo a niveles que podrían superar los vistos en 2022. Expertos ya advierten que un cierre prolongado podría llevar a precios del petróleo que alcancen los 300 dólares por barril, un escenario catastrófico para la economía mundial. Aunque Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos cuentan con algunas rutas alternativas, la mayoría de los países dependen de la estrecha vía para sus importaciones de energía.

Los efectos de un cierre del estrecho de Ormuz no solo se sentirían en la región, sino que provocarían reacciones en cadena a nivel global, afectando especialmente a economías asiáticas como China, Corea del Sur, India y Japón, las cuales son grandes consumidoras de energía. Un aumento drástico en la demanda de petróleo por parte de estos países podría resultar en un aumento significativo de los precios, desestabilizando aún más la economía internacional.

La amenaza de Irán de cerrar el estrecho de Ormuz parece ser un intento de disuadir a Estados Unidos de unirse a los ataques de Israel contra Teherán. Sin embargo, esta estrategia también plantea riesgos considerables. Si Irán decidiera llevar a cabo esta acción, podría desencadenar una respuesta militar directa de Estados Unidos, lo que potenciaría un conflicto ya de por sí volátil. Además, Irán se arriesgaría a perder su más importante fuente de ingresos, considerando que el estrecho representa una parte significativa de su Producto Interno Bruto.

Por otro lado, la economía china, que actualmente compra un volumen récord de petróleo iraní, podría verse igualmente afectada. Un cierre del estrecho de Ormuz podría poner en peligro la relación estratégica entre Teherán y Pekín, un aliado clave que ha respaldado a Irán en el ámbito internacional. Así, la amenaza de bloqueo se presenta como un arma de doble filo: puede que intente presionar a Estados Unidos, pero también corre el riesgo de perjudicar gravemente la economía iraní y su red de alianzas.

La comunidad internacional observa con cautela cómo se desarrollan los acontecimientos. La escalada del conflicto y el posible cierre del estrecho de Ormuz han reavivado los temores sobre la estabilidad económica global, que ya enfrenta desafíos significativos debido a la inflación y las tensiones geopolíticas. Los analistas advierten que una crisis en el suministro de petróleo podría tener repercusiones en sectores tan diversos como el transporte, la manufactura y el consumo.

Mientras tanto, líderes mundiales, incluyendo al vicepresidente y ministro de Asuntos Exteriores de Irak, han hecho llamados a la calma, enfatizando que el cierre de este canal no solo afectaría a la región del Medio Oriente, sino que podría tener consecuencias devastadoras para la economía mundial. La comunidad internacional está en alerta, manteniendo un estrecho seguimiento de las acciones de Irán y las posibles respuestas de Estados Unidos.

En este complicado entramado de amenazas y tensiones, el futuro del estrecho de Ormuz permanece en la cuerda floja. La situación exige diplomacia y negociaciones cuidadosas para evitar un desenlace que podría ofrecer un impacto devastador en la economía global y en la estabilidad del Medio Oriente. Con el tiempo corriendo, la pregunta sigue en el aire: ¿es el estrecho de Ormuz la verdadera arma de Irán o simplemente un último recurso en un juego de poder cada vez más peligroso?