El Parlamento de Irán aprueba el cierre del Estrecho de Ormuz tras el ataque de EEUU: por ahí pasa el 20% del petróleo

La reciente aprobación por parte del Parlamento de Irán del cierre del Estrecho de Ormuz ha generado una ola de preocupación a nivel global. Esta medida, que se deriva del ataque de Estados Unidos a Irán, promete tener repercusiones significativas tanto en el mercado energético como en la economía mundial. El Estrecho de Ormuz es un punto neurálgico donde transita aproximadamente el 20% del petróleo mundial, y su cierre podría desencadenar una crisis energética con efectos en cadena.

La guerra en Oriente Medio, que ya ha estado marcada por tensiones crecientes entre Irán e Israel, ha alcanzado un nuevo nivel de intensidad. Con este nuevo escenario, los países productores de petróleo y las naciones importadoras se encuentran en una situación precaria. No solo Irán y Estados Unidos son los actores en este conflicto: el impacto de estas decisiones se sentirá en todas las economías dependientes del crudo.

La decisión de Teherán de cerrar el estrecho no es simplemente una reacción emocional, sino una estrategia deliberada que podría castigar a sus adversarios. El Estrecho de Ormuz, que se caracteriza por su anchura y profundidad que permiten el paso de grandes buques petroleros, es vital para el transporte de crudo y gas natural. La Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA) ha subrayado la importancia de esta ruta, reportando que en el primer trimestre de 2025, se transportaron en promedio 20,1 millones de barriles de petróleo diariamente a través del estrecho.

El cierre del estrecho podría provocar una escalada en los precios del petróleo, que ya han ido en aumento en las últimas semanas. La EIA advierte que si el petróleo no puede transitar por esta vía, aunque sea de manera temporal, se podrían generar retrasos en el suministro que incrementen los costos de transporte. Estas circunstancias, a su vez, pueden elevar los precios energéticos a nivel mundial, afectando a consumidores y empresas por igual.

Los expertos en economía ya están analizando las posibles repercusiones de esta medida. Un aumento en los precios del petróleo podría tener un efecto dominó en el costo de los bienes y servicios, lo que complicaría aún más la recuperación económica post-pandemia. Las naciones que dependen del crudo a precios accesibles podrían ver cómo sus economías se ven presionadas, arrastrando a otras economías a una recesión.

Además, surge la preocupación por el impacto en los mercados financieros. La volatilidad en los precios del petróleo puede llevar a incertidumbres en las bolsas de valores, ya que los inversionistas tienden a actuar de manera cautelosa ante posibles crisis energéticas. Todo esto ocurre en un contexto ya delicado, donde la inflación y las interrupciones en las cadenas de suministro han tenido efectos devastadores en muchos países.

Por si fuera poco, la situación geopolítica se complica aún más con la posibilidad de que otros actores regionales y globales se involucren en este conflicto. Las alianzas estratégicas pueden cambiar rápidamente, y cualquier escalada en la situación podría tener repercusiones que van más allá del ámbito energético. Esto incluye posibles intervenciones militares o la imposición de sanciones que, en última instancia, afectan a la población civil.

Las voces críticas dentro de Irán también han expresado su preocupación por las consecuencias de esta medida. Muchos temen que el cierre del estrecho no solo afecte a los adversarios de Irán, sino que también repercuta negativamente en su propia economía, que ya enfrenta múltiples desafíos. La presión económica interna podría llevar a un descontento social que el gobierno no puede permitirse ignorar.

Mientras tanto, el resto del mundo observa con atención cómo se desarrollan estos acontecimientos. Los líderes de diversas naciones están considerando estrategias para mitigar el impacto del posible cierre del Estrecho de Ormuz, incluyendo la búsqueda de rutas alternativas para el transporte de petróleo. Sin embargo, como ha señalado la EIA, las opciones son limitadas, y la dependencia del crudo de esta región sigue siendo innegable.

En conclusión, la decisión de Irán de cerrar el Estrecho de Ormuz es un acto que podría cambiar el juego en la geopolítica mundial y en el mercado energético. La comunidad internacional se enfrenta a un momento crítico, donde las acciones de unos pocos pueden influir en el bienestar de muchos. La atención estará centrada en las próximas semanas, ya que los acontecimientos se desarrollan y las consecuencias se hacen sentir en todo el globo.