¿Por qué ha desplegado Estados Unidos una enorme fuerza militar ante Venezuela?

¿Por qué ha desplegado Estados Unidos una enorme fuerza militar ante Venezuela?

Los analistas apuntan a varias opciones: cambio de régimen, golpe de Estado, invasión o negociación por petróleo

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Mundo 30.11.2025

La situación en las costas y el espacio aéreo de Venezuela ha alcanzado un punto crítico, generando un intensificado juego de nervios entre Estados Unidos y el régimen de Nicolás Maduro. A medida que la presión internacional sobre el gobierno venezolano se intensifica, el presidente estadounidense, Donald Trump, ha decidido desplegar una considerable fuerza militar en la región, en lo que se ha descrito como el mayor movimiento militar en el continente americano en años recientes. Este despliegue, que incluye más de 10,000 soldados en alerta y una flota naval compuesta por buques de guerra y submarinos, se produce en un contexto de tensiones diplomáticas crecientes y un cambio en la estrategia de intervención de Washington.


La decisión de Trump ha sido impulsada, en parte, por las demandas de figuras políticas como el senador Marco Rubio, quien ha estado a favor de una acción bélica más directa contra Caracas. A pesar de algunos avances en las negociaciones lideradas por Richard Grenell, un enviado de la Casa Blanca, Trump optó por romper estas conversaciones en un movimiento inesperado que dejó a muchos analistas y expertos en relaciones internacionales perplejos. Aparentemente, el presidente estadounidense se enfrenta a un dilema: equilibrar la presión sobre Maduro con la posibilidad de una escalada militar que podría tener repercusiones significativas.


Desde septiembre pasado, el uso de fuerza militar ha sido evidente, comenzando con ataques a lanchas sospechosas de narcotráfico. Este aumento en la actividad militar ha sido complementado por el sobrevuelo de bombarderos estratégicos cerca de la costa venezolana, lo que subraya la determinación de Estados Unidos de mostrar su poderío en la región. El secretario de Guerra, Pete Hegseth, ha estado involucrado en los planes de intervención, lo que sugiere que la administración está considerando diversas opciones, desde ataques aéreos selectivos hasta una invasión más directa.


Sin embargo, los expertos son cautelosos al evaluar la viabilidad de una intervención militar a gran escala. Mark F. Cancian, un coronel retirado y analista militar, advierte que aunque Estados Unidos puede llevar a cabo ataques aéreos, no tiene la capacidad suficiente para una invasión que lleve a un cambio de régimen. Cancian señala que se necesitarían al menos 50,000 soldados para llevar a cabo una operación de ocupación efectiva en un país tan complejo y montañoso como Venezuela, lo cual plantea serias preguntas sobre la estrategia a largo plazo de Washington en la región.


Los posibles objetivos de una intervención están divididos entre atacar al régimen de Maduro y a los carteles de drogas que operan en el país. Ataques a las fuerzas armadas y a instalaciones clave del gobierno podrían ser una opción, pero también lo sería un enfoque en las infraestructuras que facilitan el narcotráfico. Sin embargo, la efectividad de estos ataques es incierta, dado que el régimen podría resistir a pesar de los bombardeos, dependiendo de la lealtad de sus fuerzas armadas y la disposición del pueblo para alzarse contra el gobierno.


Maduro, por su parte, ha comenzado a prepararse para lo que considera una inminente invasión, reforzando sus defensas aéreas y reclutando a voluntarios para una milicia popular. La historia ha demostrado que los intentos de cambio de régimen a través de la fuerza a menudo resultan en consecuencias no deseadas, incluyendo guerras civiles y una mayor inestabilidad en la región. Phillip Gunson, investigador del International Crisis Group, enfatiza que la experiencia acumula evidencia de que no se puede lograr un cambio de régimen sin "botas sobre el terreno", lo cual podría llevar a un compromiso militar prolongado.


Ante esta situación, se vislumbran varios escenarios. La opción más extrema implicaría una invasión terrestre que intentara imponer un nuevo gobierno en Caracas, pero tal acción podría desencadenar una resistencia feroz y prolongar el conflicto. Otra posibilidad es que el despliegue militar sirva como una táctica de coerción, buscando intimidar a Maduro para que acepte negociaciones, pero este enfoque ha fallado en situaciones similares en el pasado.


También existe la opción de que la intervención militar respalde tácticas encubiertas, como el financiamiento de grupos opositores o intentos de golpe de Estado. Esta estrategia ha sido utilizada anteriormente por Estados Unidos con resultados mixtos en América Latina, dejando un rastro de inestabilidad y resentimiento hacia la intervención estadounidense. Por último, el movimiento militar podría interpretarse como un intento de obligar a Maduro a sentarse a negociar, con la esperanza de que un acuerdo podría llevar a una reforma política y económica en el país.


En resumen, el despliegue militar de Estados Unidos en Venezuela representa un punto de inflexión en la política estadounidense hacia América Latina. Las consecuencias de esta acción, tanto para el pueblo venezolano como para la estabilidad de la región, son inciertas. Las decisiones que se tomen en las próximas semanas y meses serán cruciales no solo para el futuro de Venezuela, sino también para las relaciones diplomáticas en el continente.

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