Tensiones entre EE. UU. y Venezuela aumentan ante posible intervención militar

Tensiones entre EE. UU. y Venezuela aumentan ante posible intervención militar

Desde que el mandatario estadounidense firmó una directiva contra algunos cárteles, se ha puesto en marcha un importante aumento de las fuerzas navales de la Casa Blanca en el sur del mar Caribe

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política 24.08.2025

La situación en Venezuela está escalando a medida que el gobierno de Donald Trump intensifica su estrategia contra el presidente Nicolás Maduro, elevando las tensiones entre ambos países a niveles alarmantes. En un contexto marcado por la acumulación de fuerzas navales estadounidenses cerca de las costas venezolanas, la retórica de la Casa Blanca ha comenzado a insinuar la posibilidad de un enfrentamiento militar, lo que ha suscitado preocupaciones en la comunidad internacional sobre las intenciones reales del gobierno estadounidense.


Desde que Trump firmó una directiva secreta que permite el uso de la fuerza militar contra cárteles de drogas en América Latina, la situación ha tomado un giro inquietante. Tal directiva, que ha sido recibida con escepticismo, confirma el enfoque de la administración en calificar a Maduro como un líder de un "cártel terrorista". Esta promoción de un discurso bélico, junto con el despliegue de buques de guerra y la movilización de tropas en la región, plantea la cuestión de si el verdadero objetivo es el control del narcotráfico o un intento directo de derrocar al gobierno venezolano.


La respuesta de Maduro no se ha hecho esperar. Con el despliegue de 4,5 millones de milicianos en todo el país, el presidente venezolano ha dejado clara su intención de proteger la soberanía del país ante cualquier intervención extranjera. Su afirmación de que "nuestros mares, nuestros cielos y nuestras tierras las defendemos nosotros" es una declaración de desafío que podría provocar un aumento de las hostilidades en la región.


La administración Trump, a través de su portavoz, ha mantenido una postura firme al calificar a Maduro de "ilegítimo" y resaltar que su gobierno es un "cártel narcoterrorista". Sin embargo, el silencio en torno a las intenciones específicas del Pentágono en la región ha llevado a muchas preguntas sin respuesta. Al parecer, los planes no solo se limitan a acciones de interdicción marítima, sino que podrían incluir operaciones militares más amplias que involucran ataques aéreos o incluso incursiones terrestres.


Mientras tanto, el despliegue de destructores de misiles guiados y otras unidades de combate se está llevando a cabo con una logística que recuerda a operaciones anteriores que llevaron a conflictos armados significativos en la región. Las comparaciones con el incidente del Golfo de Tonkín y la invasión de Panamá bajo el gobierno de George H. W. Bush no son fortuitas; ambos episodios fueron precedidos por una escalada de provocaciones que llevaron a Estados Unidos a unirse a guerras en tierras lejanas.


La legalidad de cualquier intervención militar también se encuentra en el centro del debate. La opinión legal sobre si Trump necesita autorización del Congreso para llevar a cabo acciones militares en Venezuela sigue siendo un tema candente. Muchos argumentan que usar la fuerza sin el consentimiento del legislativo podría no ser solo una violación de las leyes nacionales, sino también un paso peligroso que podría desestabilizar aún más la región.


Por otra parte, la administración enfrenta un dilema estratégico. Si bien desea deshacer la administración de Maduro y combatir el narcotráfico, también busca que el régimen venezolano coopere en la repatriación de migrantes. Este enfoque contradictorio podría complicar aún más la situación, ya que la presión militar podría empujar a Maduro a adoptar una postura aún más desafiante, cerrando la puerta a cualquier posible diálogo.


El contexto de desescalada parece cada vez más distante, especialmente cuando se considera que la administración ha expandido su autoridad sobre la vigilancia y el uso de la fuerza. Las nuevas medidas de monitoreo de la Agencia de Seguridad Nacional sugieren un enfoque más agresivo en la lucha contra el narcotráfico, lo que podría abrir la puerta a operaciones más intrusivas y peligrosas en el ámbito internacional.


A medida que la administración de Trump persigue a Maduro y los cárteles asociados, también se enfrenta a un obstáculo significativo: la falta de pruebas contundentes que respalden su caracterización de Maduro como una figura que dirige el narcotráfico desde el poder. Las agencias de inteligencia han cuestionado la narrativa oficial, lo que plantea dudas sobre la justificación para cualquier acción militar.


En este contexto, la situación en Venezuela se convierte en un campo de batalla no solo físico, sino también de percepciones, donde las narrativas políticas y las realidades en el terreno pueden chocar de maneras inesperadas. La incertidumbre sobre las intenciones de Trump, combinada con la resistencia de Maduro y la complejidad del panorama geopolítico en América Latina, augura un futuro incierto para la región y sus habitantes. La comunidad internacional observa con preocupación, preguntándose si las acciones de Estados Unidos llevarán a un cambio de régimen o, por el contrario, a un conflicto que podría desestabilizar aún más a un país ya azotado por la crisis.

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