Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

El clima de tensión entre el régimen de Nicolás Maduro y la administración de Donald Trump ha alcanzado niveles alarmantes, especialmente tras el reciente despliegue militar estadounidense en la costa venezolana. En medio de esta escalada de hostilidades, el internacionalista Farid Kahhat ha ofrecido un análisis detallado sobre los posibles escenarios que podrían derivarse de este enredo geopolítico.
En una entrevista reciente, Kahhat subrayó que la movilización de más de 4,000 soldados por parte de Estados Unidos, junto con la respuesta igualmente contundente de Maduro, que incluyó el alistamiento de más de 4 millones de milicianos, plantea un panorama complejo. Kahhat ha argumentado que, aunque la opción de una invasión militar estadounidense no está completamente descartada, es altamente improbable. La vasta extensión territorial de Venezuela, combinada con su población numerosa y el terreno accidentado, complican cualquier intento de ocupación.
"Para invadir y ocupar un país de un millón de kilómetros cuadrados con 30 millones de habitantes no basta con los 9,000 soldados que Estados Unidos ha desplegado en la zona. Yo creo que la invasión se puede descartar", afirmó Kahhat, resaltando la falta de recursos suficientes para tal acción bélica. En su análisis, Kahhat presenta dos escenarios alternativos más viables: el uso de la presión militar como un mecanismo para forzar concesiones en futuras negociaciones y la posibilidad de ataques puntuales.
El primero de estos escenarios podría implicar que Estados Unidos busque utilizar la movilización de tropas como una táctica para negociar, a pesar de la retórica de no reconocer al gobierno de Maduro. Este enfoque no es inédito, ya que el gobierno estadounidense ha negociado en el pasado con el régimen venezolano, como lo demuestra la liberación de ciudadanos estadounidenses encarcelados en el país sudamericano.
Sin embargo, la opción de realizar ataques puntuales con el objetivo de derrocar a Maduro trae consigo una serie de riesgos. Kahhat destaca que un ataque exitoso requeriría conocer quién reemplazaría al líder chavista, una cuestión que presenta muchas incertidumbres. "El riesgo es que lo reemplace alguien de su entorno que tenga una posición aún más intransigente", advirtió, lo que podría agravar la crisis y llevar a un mayor sufrimiento para la población venezolana.
El despliegue de tropas y la movilización de milicianos en la frontera con Colombia parecen indicar que ambas partes se están preparando para un posible conflicto. Kahhat sugiere que el régimen de Maduro podría estar utilizando la amenaza externa como un pretexto para intensificar la represión interna, un patrón que se ha visto en otros contextos históricos, como el de Irán. Esto plantea la inquietante posibilidad de que la escalada de tensiones no solo se traduzca en un enfrentamiento bélico, sino también en una mayor represión de la oposición política en Venezuela.
En cuanto a la acusación de que el régimen de Maduro opera como un cartel de narcotráfico, Kahhat aclara que, si bien hay indicios de conexiones entre sectores del gobierno y el narcotráfico, no existe evidencia suficiente para afirmar que el gobierno en su totalidad funcione como un cartel. Además, subraya que Venezuela no es el principal productor ni la vía principal de tráfico de drogas hacia Estados Unidos, lo que disminuye la validez de este argumento como justificación para la acción militar.
Además, el experto señala que algunas afirmaciones de Trump, tales como las relacionadas con la creación del Estado Islámico por parte de Barack Obama, reflejan una percepción distorsionada de la realidad. Esto genera dudas sobre la capacidad de la administración estadounidense para evaluar correctamente la complejidad del conflicto venezolano. Sin embargo, Kahhat se muestra esperanzado en que Trump pueda actuar en función de sus intereses antibélicos y evitar una escalada mayor del conflicto.
En este contexto, la comunidad internacional observa con cautela cómo se desarrollarán los acontecimientos. La situación en Venezuela es un recordatorio de las múltiples capas de complejidad que rodean las relaciones internacionales, especialmente cuando se combinan la política interna con la intervención externa. Las próximas semanas serán cruciales para determinar si la tensión se transformará en un conflicto armado o si, por el contrario, se abrirá la puerta a la diplomacia y a una solución negociada. Sin duda, el futuro de Venezuela y su gente pende de un hilo, y la atención del mundo estará centrada en este punto neurálgico de América Latina.
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