Crecen tensiones entre EE.UU. y Venezuela ante posible conflicto armado inminente

Crecen tensiones entre EE.UU. y Venezuela ante posible conflicto armado inminente

“Ya lo descubrirás”, respondió el presidente de Estados Unidos en la Casa Blanca. El sábado, la CNN había citado esa opción. El chavismo se moviliza ante las amenazas de Washington.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política 08.09.2025

La situación en Venezuela se ha intensificado en las últimas semanas, con el régimen de Nicolás Maduro enfrentando una creciente presión internacional, especialmente de parte de Estados Unidos. Las tensiones han escalado considerablemente después de que el presidente Donald Trump insinuara un posible ataque a narcotraficantes en territorio venezolano, en un contexto marcado por el despliegue militar estadounidense en el Caribe. Este despliegue ha sido interpretado como una amenaza directa para el gobierno chavista, que ha comenzado a movilizar recursos para hacer frente a lo que considera una agresión inminente.


El anuncio de Trump se produjo tras la difusión de un informe de CNN que indicaba que la Casa Blanca estaba evaluando opciones militares para presionar a Caracas. Durante una conferencia de prensa, el mandatario estadounidense dejó entrever que no descarta la posibilidad de intervenciones, sugiriendo de manera enigmática que "ya lo descubrirás". Este comentario ha reavivado los temores de una inminente escalada de las hostilidades en la región.


En respuesta, el régimen de Maduro ha calificado de “la más grande amenaza” que haya vivido el continente en el último siglo a la movilización militar estadounidense. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, ha anunciado el despliegue de buques de mayor porte en las aguas territoriales venezolanas como parte de una operación que, según el gobierno, está dirigida contra el narcotráfico en sus fronteras. Esta respuesta evidencia la preocupación del régimen ante un posible conflicto armado, así como la necesidad de demostrar fuerza ante la comunidad internacional.


Además, Diosdado Cabello, número dos del régimen, ha informado del despliegue de 15,000 efectivos en los estados Zulia y Táchira, zonas estratégicas que comparten frontera con Colombia. Esta movilización se suma a la orden de Maduro de activar a 4.5 millones de milicianos, una estrategia que busca no solo proteger el territorio nacional, sino también fortalecer el control interno frente a la oposición y el descontento popular.


La Casa Blanca ha acusado a Maduro de liderar el “Cartel de los Soles”, una red que, según los informes, conecta a militares y funcionarios del régimen con el narcotráfico. Con esta acusación, el gobierno estadounidense ha ofrecido una recompensa de 50 millones de dólares por la captura del mandatario venezolano, lo que marca un punto álgido en las relaciones entre ambos países. Este enfoque de confrontación ha sido característico de la administración Trump, que ha dejado claro su deseo de desmantelar lo que considera un régimen corrupto y narcotraficante.


En medio de estas tensiones, el Pentágono ha confirmado que varios aviones de combate F-16 venezolanos se acercaron a un buque de la Armada estadounidense en aguas internacionales. Esta acción ha llevado a un reforzamiento de la presencia militar estadounidense en la región, que incluye la llegada de diez aviones F-35 y una considerable flota naval. Estos movimientos son parte de una operación antinarcóticos que, según Washington, busca combatir el tráfico ilegal de drogas hacia Estados Unidos.


Por otro lado, la administración de Maduro ha hecho hincapié en que su territorio es “libre de cultivos ilícitos”, acusando a la Casa Blanca de intentar un cambio de régimen. Esta retórica refleja la necesidad del régimen de Madrid de presentarse como una víctima ante la comunidad internacional, mientras busca consolidar su poder interno frente a la oposición y la presión externa.


La situación en Venezuela es delicada y podría complicarse aún más si las tensiones continúan aumentando. La posibilidad de un conflicto armado no solo tendría repercusiones en el país, sino también en toda la región latinoamericana, que ya enfrenta desafíos significativos en términos de estabilidad política y social. La comunidad internacional observa con preocupación cómo se desarrollan estos acontecimientos, conscientes de que cualquier error de cálculo podría llevar a una escalada violenta.


Este panorama incierto plantea serias interrogantes sobre el futuro de Venezuela y el papel que jugará la comunidad internacional en la gestión de esta crisis. A medida que las fuerzas militares se movilizan y las declaraciones belicosas se intensifican, el llamado a la diplomacia y al diálogo se vuelve más urgente que nunca. Sin embargo, la voluntad de ambos lados para encontrar un terreno común parece escasa, lo que sugiere que las tensiones seguirán siendo una constante en la agenda política internacional.

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