Trump planea dejar su huella en Washington con un arco al estilo de París

Trump planea dejar su huella en Washington con un arco al estilo de París

El presidente Donald Trump quiere dejar su huella en la capital de Estados Unidos con la construcción de un arco al estilo de París a poca distancia del Monumento a Lincoln.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

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Política 17.10.2025

Durante una reciente cena en la Casa Blanca, el presidente Donald Trump reveló su ambicioso plan de construir un arco monumental al estilo del famoso Arco de Triunfo de París, ubicado a poca distancia del icónico Monumento a Lincoln en Washington D.C. Esta propuesta no solo busca embellecer la capital de Estados Unidos, sino también dejar una huella perdurable en la ciudad a lo largo de su presidencia.


El costo estimado de este proyecto se desconoce, pero Trump afirmó que está en camino de financiar un nuevo salón de fiestas para la Casa Blanca, cuyo precio asciende a 250 millones de dólares. Durante la cena, el presidente expresó su entusiasmo por el arco, describiéndolo como “realmente hermoso” y “fantástico”. Su visión para el arco se alinea con su deseo de revitalizar el paisaje urbano de Washington, señalando que “los jardines, la señalización y las calles están desgastados”.


La influencia francesa en esta idea es inconfundible. Trump ha manifestado su admiración por el Arco de Triunfo, un símbolo de triunfo y sacrificio en la historia de Francia. Este arco propuesto se ha presentado como un monumento que honrará a aquellos que han luchado por el país, evocando el mismo sentido de orgullo nacional que inspira su contraparte europea. La inspiración detrás de este proyecto parece estar vinculada a un desfile militar que el presidente presenció en París hace ocho años, un evento que dejó una impresión duradera en él.


La firma local Harrison Design ha sido seleccionada para llevar a cabo el proyecto, aunque hasta el momento no ha habido una respuesta oficial sobre el diseño o el cronograma de finalización. Trump, en su discurso, mostró a los asistentes tres modelos del arco, destacando que el más grande era su opción preferida. El proyecto incluiría una estatua de la Dama de la Libertad en la cima del arco, una elección simbólica que resalta el compromiso de la administración con los ideales de libertad y democracia.


Sin embargo, el camino hacia la construcción del arco no está exento de obstáculos. La Casa Blanca aún no ha presentado la propuesta ante la Comisión Nacional de Planificación de la Capital, que tiene la responsabilidad de revisar y aprobar monumentos en la ciudad. L. Preston Bryant Jr., un expresidente de la comisión, recordó que la ley federal requiere que el proyecto pase por un proceso formal de revisión, lo que podría demorar su implementación.


Mientras tanto, los detalles sobre la financiación del salón de fiestas y el arco permanecen en la penumbra. Trump agradeció a los empresarios presentes por sus “generosas” contribuciones y sugirió que podría haber fondos sobrantes para cubrir el costo del arco. Sin embargo, las preguntas sobre la transparencia de estas donaciones aún persisten, ya que la Casa Blanca ha prometido proporcionar información sobre los donantes, pero no ha cumplido con esa promesa hasta la fecha.


El proyecto del arco se sitúa en un contexto de cambios arquitectónicos y estéticos impulsados por la administración Trump, que ya ha realizado diversas modificaciones en la Casa Blanca, como la conversión de la Rosaleda en un patio cubierto de piedra. La ambición de Trump por dejar un legado tangible en Washington D.C. se manifiesta en cada uno de estos esfuerzos, convirtiendo la capital en un reflejo de su visión personal.


La construcción del arco podría ser vista como una extensión del deseo de Trump de “arreglar Washington”, un concepto que ha utilizado a lo largo de su mandato. Mientras que algunos ven en este proyecto una oportunidad para embellecer la ciudad, otros podrían interpretarlo como un intento de cimentar su legado de manera que perdure más allá de su tiempo en el cargo.


A medida que el proyecto avanza, la comunidad de Washington D.C., así como los críticos y defensores de Trump, estarán atentos a cómo se desarrolla esta ambiciosa iniciativa. La posibilidad de que un nuevo monumento emblemático surja en la ciudad plantea tanto expectativas como interrogantes sobre el futuro del paisaje político y cultural de la capital de la nación.

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