Martín Vizcarra es trasladado a penal tras prisión preventiva por corrupción

Martín Vizcarra es trasladado a penal tras prisión preventiva por corrupción

El expresidente de la República es trasladado a un centro penitenciario, donde cumplirá cinco meses de prisión preventiva por presunto cohecho pasivo propio.

Juan Brignardello, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política 14.08.2025

El expresidente Martín Vizcarra ha sido trasladado al penal de Barbadillo tras recibir una orden de prisión preventiva por cinco meses. Esta decisión del juez Jorge Chávez Tamariz se enmarca en una grave acusación de cohecho pasivo propio, vinculada a supuestos sobornos recibidos durante su gestión como gobernador regional de Moquegua entre 2011 y 2014. El hecho ha conmocionado a la opinión pública y ha reabierto el debate sobre la corrupción en la política peruana.


El traslado se llevó a cabo minutos antes de las 7 de la noche del miércoles, cuando Vizcarra fue llevado de manera temporal a una carceleta del Poder Judicial en el distrito de La Victoria, donde permaneció hasta su traslado definitivo al penal. Según informes, la medida restrictiva fue solicitada por el Ministerio Público, que advirtió sobre el riesgo de fuga y la posibilidad de que el exmandatario obstaculizara la investigación en su contra.


Las acusaciones contra Vizcarra no son nuevas. Se le atribuye haber recibido la suma de S/2.3 millones en sobornos provenientes de las empresas constructoras Ingenieros Civiles y Contratistas Generales S.A. (ICCGSA) y Obrainsa. Estas empresas estaban encargadas de ejecutar proyectos significativos, como el de ‘Lomas de Ilo’ y el ‘Hospital de Moquegua’. La investigación revela un entramado de corrupción que ha manchado la figura de un exlíder que prometió combatir este flagelo durante su mandato.


El juez Chávez Tamariz, al dictar la prisión preventiva, argumentó que existían suficientes elementos para considerar que Vizcarra podría evadir a la justicia y que su libertad representaría una amenaza para la correcta continuidad del proceso judicial. Este fallo ha generado una ola de reacciones en el país, donde la corrupción política ha sido un tema recurrente en los últimos años.


La situación de Vizcarra es emblemática en un contexto donde la desconfianza hacia las instituciones se ha incrementado notablemente. Desde su ascenso a la presidencia en 2018, tras la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski, Vizcarra se había presentado como un líder que lucharía contra la corrupción. Sin embargo, a medida que han surgido más pruebas en su contra, su figura ha pasado de ser un símbolo de cambio a convertirse en un personaje polémico.


La defensa de Vizcarra ha tratado de desacreditar las acusaciones, argumentando que los testimonios y evidencias presentadas por la fiscalía son insuficientes y poco creíbles. No obstante, la decisión del juez parece indicar que las pruebas han sido consideradas lo suficientemente contundentes para tomar esta drástica medida. Esto plantea interrogantes sobre la estrategia judicial y política del exmandatario en los próximos meses.


Además, este nuevo capítulo en la vida del expresidente también plantea un precedente en la lucha contra la corrupción en Perú. La prisión preventiva, aunque vista como una medida extremada por algunos sectores, también es interpretada como un mensaje claro de que la impunidad no tendrá cabida en el país. La sociedad civil, cansada de escándalos de corrupción, exige justicia y transparencia en el manejo de los recursos públicos.


Por otro lado, la situación de Vizcarra ha desatado reacciones de diversos actores políticos, quienes ven en este caso una oportunidad para reforzar sus discursos sobre la lucha anticorrupción. Mientras algunos aplauden la decisión judicial, otros advierten sobre una posible persecución política. Este contexto polarizado refleja la complejidad de la situación en el país y la necesidad de avanzar hacia un sistema más transparente y justo.


En resumen, el traslado de Martín Vizcarra al penal de Barbadillo es un acontecimiento que trasciende lo meramente judicial. Se trata de un episodio que revela las profundas raíces de la corrupción en la política peruana y que, al mismo tiempo, pone sobre la mesa la urgencia de reformar las estructuras del Estado. La sociedad observa atentamente cómo se desarrolla este proceso, con la esperanza de que se haga justicia y que se sientan las bases para un futuro sin corrupción.

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