Amenaza de Lahar del Monte Rainier: Llamados urgentes a la preparación mientras las comunidades se preparan para el peligro.

Amenaza de Lahar del Monte Rainier: Llamados urgentes a la preparación mientras las comunidades se preparan para el peligro.

Los científicos advierten sobre la urgente amenaza de los lahares del Monte Rainier, poniendo en peligro a las comunidades locales y destacando la necesidad de estar preparados.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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A medida que los científicos y los gestores de emergencias se preparan para posibles catástrofes volcánicas en el Noroeste del Pacífico, la amenaza que representa el Monte Rainier se ha convertido en una preocupación urgente. El peligro inminente no solo radica en la posibilidad de una erupción, sino también en los catastróficos flujos de lodo conocidos como lahares que podrían seguir—torrentas peligrosas que podrían alcanzar comunidades cercanas en tan solo 30 minutos. Históricamente, los lahares han demostrado ser uno de los peligros más significativos asociados con la actividad volcánica. A diferencia de las erupciones explosivas más comúnmente reconocidas, los lahares pueden ocurrir con poco aviso y, crucialmente, pueden fluir rápidamente por las laderas de un volcán, alimentados por glaciares en fusión, escombros volcánicos o lluvias intensas. El Monte Rainier, que se alza majestuosamente a unas 50 millas al noreste del Monte St. Helens, está particularmente en riesgo debido a su prominente cubierta glacial y su proximidad a áreas pobladas. En los últimos 10,000 años, más de 60 lahares se han originado en Rainier, amenazando a aproximadamente 150,000 residentes en el Condado de Pierce. El Servicio Geológico de EE. UU. (USGS) advierte que pueblos como Orting, Puyallup y Sumner podrían ser inundados si se desencadena un lahar, con el potencial de costos humanos y económicos devastadores. Dado que la población de la región ha crecido significativamente, la urgencia de abordar estos riesgos nunca ha sido mayor. La catastrófica erupción del Monte St. Helens en 1980 sirve como un recordatorio contundente del poder de los lahares. La erupción produjo el deslizamiento de tierra más grande en la historia registrada, resultando en flujos de escombros masivos que aniquilaron todo a su paso y causaron numerosas víctimas. Tras este desastre, el establecimiento del Observatorio de Volcanes de las Cascadas fue un momento histórico, llevando a un aumento en la monitorización y comprensión de las amenazas volcánicas en la región. Hoy en día, la tecnología avanzada ha fortalecido los esfuerzos de monitoreo alrededor del Monte Rainier. Los investigadores han ampliado la red de detección de lahares, instalando más de 20 estaciones de monitoreo diseñadas para proporcionar advertencias tempranas sobre la actividad sísmica que podría preceder a una erupción. Estos sistemas son cruciales para la gestión de emergencias, permitiendo a los funcionarios evacuar comunidades antes de que un lahar pueda golpear. Sin embargo, el espectro de los lahares "sin aviso"—aquellos que golpean sin previo aviso—plantea un desafío significativo. Los científicos del observatorio están estudiando continuamente la dinámica de los lahares para predecir su comportamiento y su posible impacto en las comunidades circundantes. Investigaciones innovadoras, como el uso de canaletas especializadas para simular condiciones de lahar, les están ayudando a perfeccionar sus modelos predictivos. Estos experimentos pueden proporcionar datos valiosos, informando tanto al público como a los tomadores de decisiones sobre posibles rutas de evacuación y estrategias. Las medidas de preparación también se están llevando a cabo a nivel comunitario. En marzo de este año, se realizó el mayor simulacro de evacuación por lahar en la historia en el Condado de Pierce, involucrando a más de 45,000 participantes de escuelas de la región. Los estudiantes practicaron procedimientos de evacuación, aumentando la conciencia comunitaria sobre los riesgos asociados con los lahares y reforzando la importancia de la preparación ante emergencias. A pesar de los avances en monitoreo y preparación, la amenaza sigue siendo real. La combinación de una población en aumento en zonas de peligro, los posibles impactos relacionados con el clima en la estabilidad de los glaciares y la naturaleza impredecible de los lahares subrayan la necesidad de una vigilancia continua. A medida que el Noroeste del Pacífico continúa lidiando con sus riesgos volcánicos, las lecciones extraídas de erupciones pasadas siguen siendo un poderoso motivador para la acción. Los investigadores y los planificadores de emergencias siguen comprometidos no solo a comprender y predecir estos flujos peligrosos, sino también a garantizar que las comunidades estén preparadas para lo peor. Como enfatizó Carolyn Driedger, una glacióloga que sobrevivió a la erupción de St. Helens y que más tarde se convirtió en una figura clave en la divulgación sobre peligros volcánicos, durante su trabajo, el objetivo es asegurar que no ocurra ningún desastre futuro sin que se hayan aprendido lecciones del pasado. Las apuestas no podrían ser más altas, ya que vidas, propiedades y comunidades enteras están en juego.

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