Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En un movimiento audaz que subraya la continua batalla por la regulación del tabaco en Estados Unidos, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha presentado una propuesta a la Oficina de Administración y Presupuesto buscando reducir drásticamente los niveles de nicotina en los cigarrillos. Esta iniciativa, un objetivo largamente sostenido por los defensores de la salud pública, ahora está en manos de la Casa Blanca mientras la administración Biden entra en sus últimos días. La importancia de esta propuesta no puede ser subestimada. El exdirector del centro de tabaco de la FDA, Mitch Zeller, la describió como un posible "hito" en la regulación del tabaco, con la capacidad de salvar innumerables vidas al hacer que los cigarrillos sean menos adictivos. Sin embargo, el momento y la viabilidad de tal propuesta están llenos de incertidumbre, especialmente con el presidente electo Donald Trump listo para asumir el cargo en breve y un poderoso lobby del tabaco preparado para oponerse. A pesar de la urgencia de la propuesta, parece ser una carrera contra el tiempo. La FDA presentó la propuesta hace solo unos días, lo que indica un deseo de capitalizar los últimos días de la administración Biden. Sin embargo, el proceso de revisión por parte de la Oficina de Administración y Presupuesto podría llevar meses, dejando el destino de la propuesta incierto a medida que la nueva administración asume el poder. La relación del presidente electo Trump con la industria del tabaco añade otra capa de complejidad. Si bien ha expresado previamente una oposición personal a fumar, la postura de su administración sobre la regulación de la nicotina aún está por verse. Su selección de Robert F. Kennedy Jr. como un posible nominado para la principal agencia de salud podría influir en la dirección de la política del tabaco. Kennedy ha sido muy crítico con respecto a los subsidios del tabaco, enmarcándolos como un problema de salud pública que contribuye a enfermedades crónicas. La urgencia de la acción se subraya con las alarmantes estadísticas que vinculan el consumo de cigarrillos con aproximadamente 480,000 muertes prematuras anuales en EE. UU. El Dr. Robert Califf, comisionado de la FDA, introdujo por primera vez la idea de reducir los niveles de nicotina en junio de 2022, con el objetivo de hacer que los cigarrillos sean menos atractivos y, en última instancia, reducir aún más las tasas de tabaquismo. La regla propuesta ha atraído una atención pública significativa, generando más de 7,700 comentarios. Si bien el plan ha sido refinado, quedan preguntas sobre su posible impacto en otros productos de tabaco, incluidos los cigarros, las shishas y los cigarrillos electrónicos. Grupos de defensa, como la Asociación Americana del Pulmón, han expresado un fuerte apoyo a la iniciativa de reducción de nicotina, destacando el papel de la adicción a la nicotina en la perpetuación de problemas de salud relacionados con el tabaco. En contraste, los principales fabricantes de cigarrillos, incluidos Reynolds American y Altria, han expresado su oposición a la propuesta. Argumentan que una reducción tan drástica en la nicotina serviría efectivamente como una prohibición de sus productos, violando las leyes existentes de control del tabaco. Abogan por estrategias de reducción de daños que se centren en trasladar a los fumadores a los cigarrillos electrónicos, que afirman son menos dañinos. El camino por delante para la propuesta de reducción de nicotina de la FDA está lleno de desafíos, tanto políticos como impulsados por la industria. A medida que la administración Biden busca dejar un impacto duradero en la salud pública, la pregunta sigue siendo si esta iniciativa histórica se realizará o se estancará frente a una oposición formidable. Con el tiempo corriendo, el futuro de esta medida crucial de salud pública está en juego, mientras los defensores esperan un avance que podría transformar el panorama del consumo de tabaco en América.