Esquema Fraudulento de Pago por Enfermedad Desenmascarado: La Impactante Decepción del Asesor de Seguros Expuesta

En un sorprendente caso de engaño, Emma Rorison, una asesora de relaciones con clientes de 50 años, ha sido condenada por fraude tras reclamar más de £22,000 en pagos por enfermedad a su empleador, Domestic and General, al fabricar una serie de graves condiciones de salud. Rorison, quien comenzó su empleo con el proveedor de seguros en noviembre de 2017, inició sus reclamaciones fraudulentas aproximadamente un año después de haber comenzado a trabajar. Afirmó que estaba recibiendo tratamiento por un tumor cerebral y luego amplió sus fabricaciones para incluir reclamaciones de tumores en los riñones y el hígado, e incluso un diagnóstico de VIH, que supuestamente contrajo tras ser violada. A lo largo de este período, Rorison creó cartas ficticias que supuestamente provenían de médicos, utilizando los nombres de verdaderos profesionales de la salud para respaldar sus reclamaciones. La fiscal Laura Hocknell detalló la magnitud del engaño de Rorison durante los procedimientos en el Tribunal de la Corona de Nottingham. Informó que Rorison había utilizado un horario de trabajo flexible justificado por su supuesto tratamiento contra el cáncer, y cuando se le preguntó sobre sus registros médicos, se negó consistentemente a dar su consentimiento para que su empleador accediera a ellos. El engaño se intensificó cuando se comunicó con Salud Ocupacional, afirmando que estaba recibiendo quimioterapia y radioterapia, y más tarde afirmó que estaba sometiéndose a diálisis. Sin embargo, el esquema fraudulento se desmoronó cuando un empleado del Hospital Woodthorpe confirmó que las cartas que Rorison presentó no eran genuinas. Tras esta revelación, Domestic and General terminó su empleo y reportó el fraude a la policía. Durante el interrogatorio, Rorison confesó haber fabricado las cartas. En el tribunal, Rorison se declaró culpable de los cargos, y su historial no reveló condenas previas. Su abogada defensora, Sian Barber, reconoció que aunque Rorison tenía preocupaciones de salud genuinas, sus acciones se salieron de control. Barber enfatizó que el fraude no fue motivado por un deseo de lucro financiero, sino que indicó una compleja interacción de dificultades personales. El juez Adrian Jack, que presidió el caso, condenó las acciones de Rorison, señalando la significativa pérdida financiera que su empleador sufrió como resultado de sus extensas actividades fraudulentas. La condenó a una pena de prisión de 20 meses, que fue suspendida por dos años bajo la condición de que cumpliera con varias estipulaciones, incluyendo asistir a sesiones de rehabilitación y cumplir con un requisito de tratamiento de salud mental. Además, se le ha ordenado a Rorison que devuelva la cantidad total de £22,102.92 a Domestic and General dentro del próximo año, de lo contrario podría enfrentar una pena de prisión de hasta 18 meses. Mientras Rorison contempla una futura mudanza a Manchester para cuidar de su padre anciano, el caso sirve como un grave recordatorio de las consecuencias de la deshonestidad y el impacto que puede tener tanto en la vida personal como en los entornos profesionales.