Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Las autoridades de Estados Unidos han llevado a cabo una incautación significativa al confiscar un avión utilizado por el presidente venezolano Nicolás Maduro, que se encontraba en la República Dominicana. Este acto se enmarca dentro de una serie de esfuerzos por parte del gobierno estadounidense para hacer cumplir las sanciones y leyes de control de exportaciones relacionadas con el régimen de Maduro. El avión, un Dassault Falcon 900EX, fue trasladado posteriormente al sur de Florida, donde se encuentra bajo la custodia del Departamento de Justicia. El Fiscal General de EE.UU., Merrick B. Garland, fue quien anunció la incautación, señalando que el avión había sido adquirido ilegalmente por una suma de 13 millones de dólares mediante una empresa fantasma. Garland explicó que esta compañía ocultó su participación en la compra y que el avión había sido contrabandeado fuera de EE.UU. para su uso por parte de Maduro y sus funcionarios más cercanos. La operación ha sido descrita como parte de un esfuerzo más amplio para evitar que se utilicen recursos estadounidenses en actividades que socaven la seguridad nacional de Estados Unidos. Este hecho se produce en un contexto político tenso en Venezuela, donde las elecciones del 28 de julio resultaron en la proclamación de Maduro como ganador, a pesar de las denuncias de fraude por parte de la oposición. Desde que Biden asumió la presidencia, su administración ha mantenido una postura crítica hacia Maduro, sin reconocer los resultados de las elecciones de julio. Los candidatos opositores han presentado evidencias, incluyendo la publicación del 81,7% de las actas, que respaldan su afirmación de que la victoria debió ser para ellos. Las investigaciones en torno a la compra del avión revelan que el mismo fue exportado ilegalmente desde EE.UU. a Venezuela a través de una serie de maniobras en el Caribe. Desde mayo de 2023, el avión ha estado volando principalmente hacia y desde una base militar en Venezuela, lo que ha llevado a la sospecha de que ha sido utilizado en beneficio directo de Maduro, incluyendo su transporte en visitas oficiales a otros países. Esta situación pone de manifiesto las complejidades del tráfico aéreo en la región y cómo los recursos pueden ser mal utilizados en un contexto de sanciones internacionales. La orden ejecutiva emitida en agosto de 2019 por el entonces presidente Donald Trump, que prohíbe a los estadounidenses realizar transacciones con miembros del gobierno de Maduro, refuerza el marco legal sobre el que se basa la incautación. Este tipo de acciones se enmarcan en una política más amplia de presión económica y diplomática sobre el régimen venezolano, que ha sido objeto de escrutinio tanto a nivel nacional como internacional. Matthew S. Axelrody, Subsecretario de Control de Exportaciones del Departamento de Comercio, destacó la importancia de esta incautación, afirmando que envía un mensaje claro a aquellos que intentan eludir las sanciones. Según Axelrody, no importa la ostentación del avión o el poder de sus propietarios; el gobierno estadounidense se compromete a trabajar en conjunto con socios internacionales para identificar y recuperar aeronaves que hayan sido contrabandeadas. La colaboración entre las autoridades estadounidenses y el gobierno de República Dominicana ha sido crucial en este operativo. Es notable que Maduro rompió relaciones diplomáticas con la República Dominicana tras su desconocimiento de los resultados electorales, lo que evidencia la complejidad de las relaciones internacionales en la región y el impacto que las decisiones políticas pueden tener en la cooperación entre países. El destino del avión confiscado ahora dependerá de las investigaciones en curso y de las decisiones que tome el Departamento de Justicia. Se prevé que las autoridades continúen investigando a personas asociadas a Maduro y el uso de empresas fantasma para evadir las sanciones. Este caso no solo pone de relieve las estrategias utilizadas por el régimen venezolano para eludir la ley, sino también el compromiso de Estados Unidos de responsabilizar a aquellos que intentan socavar la seguridad nacional a través de actividades ilegales. Dada la situación actual en Venezuela y la postura firme del gobierno estadounidense, es probable que la incautación del avión sea solo la punta del iceberg en una serie de acciones que podrían seguir en los próximos meses. La comunidad internacional seguirá observando de cerca las repercusiones de esta medida, que podría sentar un precedente en la lucha contra la corrupción y la impunidad en el ámbito de la aviación y el tráfico de bienes.