Revelaciones de exdiplomático evidencian la descomposición del régimen norcoreano

Revelaciones de exdiplomático evidencian la descomposición del régimen norcoreano

Un exdiplomático norcoreano revela un régimen opresor, corrupción y descontento en Corea del Norte, destacando la caída de la lealtad hacia Kim Jong-un.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política

El panorama político de Corea del Norte se torna aún más inquietante tras las revelaciones de Ri Il-kyu, un exdiplomático que desertó de la embajada en Cuba. En su primera entrevista con un medio internacional, Ri, quien trabajó como consejero de asuntos políticos, ofrece una visión escalofriante del régimen de Kim Jong-un y del estado de la sociedad norcoreana. Su experiencia, desde su interacción directa con el líder hasta su dolorosa decisión de abandonar su país, revela una narrativa compleja de miedo, control y desesperanza. Ri describe a Kim Jong-un como un líder que, a pesar de su aparente buen humor y cercanía, es capaz de llevar a cabo actos terribles para asegurar su propia supervivencia. En sus encuentros con el líder, Ri notó una dualidad desconcertante: un individuo que puede parecer "común" pero que es, en esencia, un tirano dispuesto a sacrificar incluso a su propio pueblo. Este retrato humano y monstruoso de Kim se convierte en un hilo conductor a lo largo de la entrevista, donde Ri señala que la lealtad hacia el régimen está en declive, una realidad que Kim intenta contrarrestar mediante un aumento en la represión y el terror. La deserción de Ri no es solo un acto personal, sino que refleja un fenómeno más amplio. Según él, la corrupción y la falta de libertades han erosionado la lealtad genuina de los ciudadanos, quienes viven en un estado de desesperanza. La influencia de la cultura surcoreana, a través de películas y música que entran de contrabando en el Norte, ha contribuido a este cambio. La gente no consume estos contenidos por una ideología capitalista, sino como un escape de la monotonía y penuria que caracteriza su vida diaria. Ri observa que este contrabando cultural ha creado un contraste palpable entre las realidades de ambos países, sembrando la semilla de la insatisfacción en el corazón de los norcoreanos. A pesar de la presión interna, Ri sostiene que el régimen norcoreano nunca abandonará su arsenal nuclear. Plantea que el país podría buscar un acuerdo para congelar el desarrollo de sus armas a cambio de alivio de sanciones, pero advierte que tales negociaciones no se llevarían a cabo de buena fe. La confianza en el régimen es nula, y cualquier intento de diálogo podría ser solo una fachada para fortalecer aún más su capacidad militar. La situación en Corea del Norte se ve agravada por el contexto internacional. Ri señala que la relación reciente entre Corea del Norte y Rusia ha ofrecido a Pyongyang un respiro temporal, permitiéndole eludir las sanciones internacionales y continuar con su programa de armamento. Sin embargo, él también considera que esta alianza es frágil y temporal, y que Kim Jong-un aún ve la normalización de relaciones con Estados Unidos como una vía crucial para la supervivencia del régimen. Ri comparte su historia personal de deserción, marcada por un proceso doloroso y lleno de riesgo. La decisión de abandonar su vida en el Norte y buscar asilo en Corea del Sur fue impulsada por años de sufrimiento y una gota final de desesperación. A pesar de haber disfrutado de una vida relativamente privilegiada en comparación con la mayoría de los norcoreanos, su deseo de libertad y de un futuro mejor para su familia lo llevó a arriesgarlo todo. Su experiencia resalta las realidades desgarradoras que enfrentan aquellos que viven bajo un régimen opresivo. La salud de Kim Jong-un también ha sido objeto de especulación, con informes que sugieren que su sobrepeso podría amenazar su vida. Sin embargo, Ri es escéptico sobre el impacto que la posible muerte del líder tendría en la estabilidad del régimen. Desde su perspectiva, el sistema de control en Corea del Norte es lo suficientemente robusto como para sobrevivir a la caída de su líder, ya que otro figura malvada podría fácilmente ocupar su lugar. En un tono de desesperanza, Ri describe la situación actual como un ciclo en el que los norcoreanos son despojados de sus aspiraciones más básicas. Mientras que los líderes anteriores pudieron haber robado libertad y derechos, Kim ha ido más allá, robando incluso la esperanza de su pueblo. Este acto, según Ri, es el más ruin de todos, dejando a los ciudadanos sin expectativas de un mañana mejor. A medida que Ri se adapta a su nueva vida en Corea del Sur, su enfoque se centra en ayudar a su familia a integrarse en una sociedad radicalmente diferente. Su historia es un recordatorio de las vidas arriesgadas que muchos han dejado atrás en busca de libertad, y de la lucha continua que enfrenta el pueblo norcoreano en su búsqueda de dignidad y derechos humanos. Finalmente, Ri Il-kyu espera que su deserción inspire cambios, no sólo en aquellos que deseen escapar, sino en los que permanecen en Corea del Norte, animándolos a luchar por reformas desde dentro. Aunque sus objetivos son modestos, desean solo que su pueblo pueda elegir su trabajo, disfrutar de suficiente comida y expresar sus opiniones libremente. En un contexto donde la lealtad es forzada y la disidencia es mortal, la esperanza es un acto de resistencia.

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