Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La precariedad laboral entre los jóvenes sigue siendo una preocupación alarmante en la sociedad. A pesar de los avances registrados en la creación de empleo tras la pandemia y las reformas laborales implementadas en 2022, los datos recientes revelan que los trabajadores de menor edad continúan enfrentándose a desafíos significativos. El informe "Personas jóvenes: precariedad y dificultad de acceso a la vivienda", elaborado por la asociación de jóvenes Ruge, del sindicato UGT, pone de manifiesto que, aunque las tasas de desempleo han disminuido, la alta proporción de empleos a tiempo parcial persiste como una de las principales asignaturas pendientes. El análisis de la situación laboral juvenil ha sido alentador en algunos aspectos, como la notable creación de empleo, que alcanzó un crecimiento del 5% anual entre los menores de 30 años, el doble que la media nacional. Además, la tasa de desempleo juvenil se ha situado en un 19,8%, lo que representa una mejoría significativa desde 2019. Sin embargo, esta reducción ha sido acompañada por una preocupante persistencia del trabajo a tiempo parcial en este grupo demográfico, que aún se encuentra un 12% por encima de la tasa general de la economía. Un aspecto crítico a considerar es que, mientras la reforma laboral ha propiciado un incremento del 102% en los contratos fijos entre jóvenes, la parcialidad en el empleo sigue siendo una realidad para uno de cada cuatro trabajadores jóvenes. Este dato se agrava al observar que el 36,4% de los jóvenes de entre 20 y 24 años y el 57% de los adolescentes de 16 a 19 años cuentan con contratos a tiempo parcial. Estas cifras reflejan una precarización que afecta directamente a la estabilidad económica y a la futura emancipación de este colectivo. El informe también destaca las razones detrás de esta alta tasa de trabajos a tiempo parcial. En la actualidad, el 42,4% de los jóvenes elige este tipo de empleo para poder compaginarlo con sus estudios, un aumento notable respecto al 19% de hace una década. Por otro lado, un porcentaje igualmente alto, el 42,3%, se ve obligado a aceptar trabajos a tiempo parcial porque no han logrado encontrar empleo a jornada completa, lo que sugiere una falta de oportunidades adecuadas en el mercado laboral. El contexto económico actual, caracterizado por un aumento del coste de la vida, ha exacerbado la necesidad de que muchos jóvenes trabajen mientras estudian. A la par, más de la mitad de los jóvenes de entre 25 y 29 años no han conseguido un trabajo a tiempo completo, lo que limita su capacidad para independizarse y desarrollar proyectos de vida a largo plazo. Este fenómeno resalta la vulnerabilidad de la juventud en un entorno laboral que, aunque ha mejorado en algunos aspectos, aún presenta serias deficiencias. Uno de los factores que subraya esta vulnerabilidad es el nivel salarial. Según los últimos datos disponibles, la retribución bruta media para los jóvenes es de 1.558,3 euros al mes, lo que equivale a un ingreso anual que no supera los 18.700 euros. Esta cifra es un 27% inferior al salario medio nacional y revela la dificultad de los jóvenes para alcanzar una estabilidad financiera que les permita emanciparse. Además, la crisis inflacionaria de 2021 y 2022 impactó negativamente en el poder adquisitivo de este grupo, que, a pesar de un aumento en el salario mínimo interprofesional, ha sufrido una pérdida de poder de compra. Aunque las reformas laborales han logrado reducir la temporalidad en el empleo juvenil, los autores del estudio subrayan que estas mejoras aún son insuficientes para elevar las condiciones salariales de este grupo. La persistente temporalidad y la alta tasa de empleo a tiempo parcial son factores que contribuyen a que casi el 80% de los menores de 26 años no alcancen el salario mínimo anual equivalente a tiempo completo, aumentando el riesgo de precariedad en la juventud. Con estas cifras en mano, es evidente que la lucha por mejorar el empleo juvenil está lejos de ser concluida. La dependencia de trabajos a tiempo parcial y la falta de oportunidades a tiempo completo son problemas que requieren una atención urgente. La juventud merece un acceso a un mercado laboral que no solo ofrezca estabilidad, sino también la posibilidad de alcanzar sus objetivos personales y profesionales. La voz de los jóvenes debe ser escuchada en el debate sobre el futuro del trabajo. La saturación de empleos a tiempo parcial y la necesidad de mejorar las condiciones laborales son temas que deben estar en la agenda de los responsables políticos y empresariales. Al final, abordar la precariedad laboral juvenil no solo es una cuestión de justicia social, sino también de inversión en el futuro económico del país. La generación joven es el motor del cambio y su bienestar es crucial para el desarrollo sostenible de la sociedad.