
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




La reciente caída en el número de turistas europeos que deciden visitar Estados Unidos ha encendido las alarmas en la industria turística del país. Según datos de la Administración de Comercio Internacional (ITA), la llegada de visitantes de Europa Occidental disminuyó un 17% en marzo en comparación con el año anterior. Este descenso no solo es notable, sino que también representa una tendencia preocupante que podría tener repercusiones significativas en la economía estadounidense, dado que el turismo constituye un 2,5% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. El impacto ha sido particularmente severo entre turistas de países como Irlanda, Noruega y Alemania, donde la disminución supera el 20%. Las aerolíneas y grupos hoteleros ya han advertido sobre la caída en la demanda de viajes transatlánticos, lo que indica que la mala reputación de Estados Unidos como destino turístico se ha convertido en un factor disuasorio para muchos viajeros europeos. Esta percepción negativa parece ser una consecuencia directa de las políticas del actual gobierno, liderado por el expresidente Donald Trump. El total de visitantes internacionales también muestra una preocupante tendencia a la baja, con un descenso del 12% interanual en marzo, marcando la caída más significativa desde marzo de 2021, cuando el sector turístico aún lidiaba con las restricciones impuestas por la pandemia de COVID-19. Según Paul English, cofundador de Kayak, esta situación no solo representa un duro golpe para la economía estadounidense, sino que también podría causar un daño duradero a la reputación del país, que tardaría generaciones en repararse. El presidente de Tourism Economics, Adam Sacks, destaca que la disminución podría ser en parte consecuencia del contraste con el aumento de viajes durante la Semana Santa del año pasado. Sin embargo, enfatiza que los datos en los aeropuertos y las fronteras terrestres indican que hay una reacción negativa hacia las políticas del gobierno de Trump, lo cual es indiscutible. La situación es aún más alarmante cuando se considera que las rutas transatlánticas son generalmente las más rentables del mundo para las aerolíneas. A pesar de que algunas aerolíneas, como Delta Air Lines, dicen no haber notado un impacto significativo, otras han comenzado a ver una desaceleración en la demanda de vuelos hacia Estados Unidos. Virgin Atlantic y Air France-KLM han reportado caídas en la demanda de sus vuelos, lo que les ha llevado a reducir tarifas en clase turista. Esta tendencia sugiere que los consumidores están reacios a gastar en viajes hacia un país que perciben como menos acogedor. Las tasas de cancelación también están aumentando, con un 16% más de cancelaciones en reservas hacia Estados Unidos en el primer trimestre de este año en comparación con el anterior. Para los viajeros provenientes del Reino Unido, Alemania y Francia, este porcentaje se eleva al 40%. Las preocupaciones sobre la seguridad en la frontera y la atención negativa que podría recibir un viajero en función de su identidad están jugando un papel importante en la decisión de muchos europeos de cancelar sus planes. La situación no solo afecta a los viajeros individuales, sino que también tiene un impacto considerable en la economía de las ciudades que dependen en gran medida del turismo. Las estadísticas muestran que los visitantes internacionales aportaron más de 253,000 millones de dólares en gastos relacionados con el turismo el año pasado, un ingreso crucial que ahora se ve amenazado. Además, la Asociación de Viajes de Estados Unidos ha señalado "tendencias preocupantes" relacionadas con las políticas de bienvenida del país bajo el gobierno actual. La importancia de las relaciones internacionales se hace evidente, ya que el presidente de Delta reportó una caída significativa en las reservas desde Canadá, un mercado vital para muchos destinos en el país. Los comentarios de turistas como Gloria Sync, que decidió cancelar su viaje a San Francisco tras leer sobre detenciones en la frontera, subrayan el sentimiento generalizado de inseguridad. Para muchos, la imagen de Estados Unidos como un destino turístico seguro y acogedor se ha visto severamente dañada, y la incertidumbre política y social puede seguir afectando la industria a largo plazo. En resumen, la caída de turistas europeos a Estados Unidos no solo refleja una desilusión con las políticas gubernamentales, sino que también plantea serias preocupaciones sobre el futuro de la industria turística estadounidense. A medida que las aerolíneas y los grupos hoteleros se enfrentan a una posible recesión en la demanda, es evidente que el gobierno deberá reconsiderar sus políticas y acciones para reconstruir la reputación del país y recuperar la confianza de los viajeros internacionales.