Colombia enfrenta una crisis de gas: proyecciones alarmantes para 2025

Colombia enfrenta una crisis de gas: proyecciones alarmantes para 2025

Colombia enfrenta un déficit de gas natural entre 5% y 10% para 2025, lo que exige revisar políticas energéticas urgentemente.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, Central Hidro

Colombia se encuentra en una encrucijada crítica respecto a su suministro de gas natural, un recurso que ha sido fundamental para el desarrollo energético del país durante las últimas décadas. Con la proximidad del año 2025, las proyecciones indican que el país podría enfrentar un déficit de entre el 5% y el 10% en el suministro interno de gas, un desenlace que se ha gestado a lo largo de los últimos tres gobiernos. Durante casi medio siglo, Colombia ha logrado satisfacer el 70% de su demanda interna a través de la producción nacional, dependiendo del 30% restante de importaciones desde el Golfo de México. Sin embargo, la situación actual requiere una revisión profunda de las políticas y estrategias del sector energético. El ingeniero Jorge Pineda ha indicado que, a pesar de los alarmantes titulares, la situación no es tan desesperada como puede parecer. Según su análisis, el déficit proyectado responde a vacíos contractuales más que a una falta de capacidad operativa en la producción de gas. Sin embargo, este vacío ha generado una creciente preocupación, ya que la normativa vigente establece que el suministro continuo de gas debe estar garantizado y que el desabastecimiento no debería ser una preocupación en el horizonte energético del país. La consultora Daisy Cerquera aporta una visión crítica sobre la evolución del sector, señalando que, aunque se han elaborado planes como el de abastecimiento y se han realizado intentos de licitación para la construcción de una planta regasificadora en el Pacífico, los resultados han sido infructuosos. "Las convocatorias para estas plantas quedaron desiertas", explica Cerquera, advirtiendo que la capacidad de implementar estas iniciativas ha sido notoriamente deficiente. La falta de un marco regulatorio sólido se ha convertido en un tema recurrente en los debates sobre el suministro energético. La Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG), que debería actuar como un ente técnico independiente del Gobierno, ha estado en un estado de interinidad durante dos años, lo que ha paralizado importantes proyectos de importación de gas y ha contribuido a la incertidumbre en el sector. Pineda y otros expertos han señalado que la falta de nombramientos en esta comisión es inaceptable y que el presidente Gustavo Petro ha enfrentado críticas por su incapacidad para formalizar estos cargos. A nivel político, el presidente Petro ha defendido su postura sobre la regulación del sector, argumentando que se requiere un mayor control estatal sobre los servicios públicos. En sus intervenciones, ha cuestionado la fórmula utilizada para establecer las tarifas, sugiriendo que han favorecido a un pequeño grupo de empresas a expensas del bienestar de la población colombiana. Sus comentarios han generado tensión y debate en torno a la rentabilidad del sector energético, que, según él, ha sido exorbitante. Mientras el Gobierno busca alternativas para enfrentar la inminente crisis de gas, se han mencionado opciones como la importación de gas desde Venezuela. Sin embargo, las dificultades políticas en el país vecino y las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos han hecho de esta opción una posibilidad poco optimista. La situación se complica aún más con el hecho de que las proyecciones de futuro no garantizan una solución rápida o efectiva al problema del suministro. El interés de varias compañías extranjeras en exportar gas a Colombia ofrece una luz en medio de la incertidumbre, pero la falta de claridad en la política del abastecimiento y la limitada capacidad de exploración nacional hacen que la situación sea crítica. Según Pineda, el impacto económico de esta crisis será considerable, especialmente en las regiones que ya enfrentan déficit en la contratación de gas. Esto se traduce no solo en un encarecimiento de la factura del gas, sino también en una presión adicional sobre los hogares y la industria. La falta de claridad sobre la estrategia del Ministerio de Minas y Energía para el suministro de gas ha suscitado preocupación entre los expertos. Con el tiempo corriendo en su contra, se percibe que la situación podría agravarse aún más a partir de 2026, momento en el que se espera que las reservas de gas sigan disminuyendo y la necesidad de soluciones efectivas se vuelva aún más urgente. La posibilidad de un racionamiento, que impactaría principalmente en el sector industrial, plantea un escenario aterrador que se espera no llegue a materializarse. En conclusión, Colombia enfrenta un desafío significativo en su sector energético, con un déficit de gas natural que podría comprometer su autosuficiencia. Las decisiones que se tomen en los próximos meses serán cruciales para evitar que esta situación se convierta en una crisis de abastecimiento. Con recomendaciones que abarcan desde la modernización de la infraestructura hasta la revisión de los contratos y regulaciones, el futuro del gas en Colombia depende de una acción inmediata y coordinada entre el Gobierno, el sector privado y los organismos reguladores. La situación es compleja, pero aún hay espacio para la intervención y la planificación estratégica que podría salvar a Colombia de un desabastecimiento inminente.

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