Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ha reportado una caída significativa del 23% en la Inversión Extranjera Directa (IED) en México durante 2023, un descenso que ubica al país en una posición compleja dentro del panorama regional. Este informe, que analiza los flujos de inversión en América Latina y el Caribe, revela que México, a pesar de ser el segundo receptor de IED en la región, ha experimentado una drástica reducción de los flujos, alcanzando un total de 30,190 millones de dólares, lo que representa aproximadamente 8,912 millones menos que en el año anterior. Esta disminución contrasta con el informe de la Secretaría de Economía de México, que estima la IED en 36,281 millones de dólares para 2023, lo que sugiere discrepancias en las metodologías utilizadas para medir estos flujos. La Cepal basa sus análisis en el manual de balanza de pagos número 6, que es el estándar adoptado por la mayoría de los países en la región, mientras que algunos otros, incluido México, podrían utilizar métodos anteriores que dificultan la comparabilidad de los datos. José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal, subrayó que el notable aumento de la IED en 2022, que se había visto impulsado por la fusión de Televisa y Univision y la reestructuración de Aeroméxico, creó una base alta que ahora afecta la comparación interanual. Este año, sin esos factores extraordinarios, la caída se ha manifestado de manera más evidente, y se observa que las aportaciones de capital han disminuido un alarmante 72%, alcanzando su nivel más bajo desde 2012. A pesar de esta caída, el fenómeno del nearshoring, que se refiere a la reubicación de cadenas de suministro más cerca de los consumidores en Estados Unidos y Canadá, sigue siendo un rayo de esperanza. Salazar-Xirinachs indicó que México está posicionándose como uno de los países más adecuados para beneficiarse de esta tendencia, gracias a su robusto acuerdo de libre comercio y su integración productiva con América del Norte en diversas industrias, desde la automotriz hasta la tecnológica. El impacto del nearshoring en la IED es aún difícil de medir debido a su reciente aparición, aunque las señales son positivas. En 2023, el sector manufacturero se benefició notablemente, capturando el 50% de los flujos de IED, lo que podría ser indicativo de un cambio en las dinámicas de inversión en el país. En un contexto más amplio, América Latina y el Caribe en su conjunto también enfrentan retos. La región registró una caída del 9.9% en la IED, totalizando 184,304 millones de dólares, con Brasil y México liderando esta tendencia descendente. Brasil, aunque todavía es el mayor receptor de IED, experimentó una disminución del 14%, lo que refleja una desaceleración general en el interés por invertir en la región. Ambos países han visto una reducción en las entradas de inversión extranjera proveniente de Estados Unidos, con caídas del 30% en México y del 21% en Brasil, lo que indica un posible enfriamiento en las relaciones económicas y comerciales que podrían tener consecuencias a largo plazo. No obstante, la Cepal también ha señalado que las perspectivas para el futuro en cuanto a inversión son más optimistas. El monto de nuevos proyectos anunciados ha aumentado un 16%, alcanzando un total de 115,000 millones de dólares, en comparación con los 99,000 millones de dólares del año anterior. Este aumento sugiere que, a pesar de los desafíos actuales, existe un potencial para que la inversión extranjera se recupere en el mediano plazo. La clave estará en cómo México y otros países de la región pueden adaptarse a las nuevas realidades del mercado global, aprovechando las oportunidades que ofrecen el nearshoring y la integración económica con sus socios comerciales más cercanos. La capacidad de atraer inversión extranjera no solo depende de las condiciones internas, sino también de la evolución del entorno mundial y de la competitividad que puedan ofrecer en comparación con otros destinos de inversión. Así, mientras México enfrenta retos significativos en su búsqueda de inversión extranjera, la adaptabilidad y la innovación serán cruciales para revertir la tendencia negativa y fomentar un crecimiento sostenible que beneficie a su economía en el futuro.