Fraude electoral en Venezuela: Maduro se impone en medio de la desconfianza internacional

Fraude electoral en Venezuela: Maduro se impone en medio de la desconfianza internacional

Las elecciones en Venezuela, que proclamaron a Maduro como ganador, son vistas como un fraude. La oposición y la comunidad internacional exigen transparencia.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política

El reciente proceso electoral en Venezuela ha suscitado una ola de rechazo y desconfianza, tras la declaración oficial del Consejo Nacional Electoral (CNE) que proclama a Nicolás Maduro como el vencedor con un 51,2% de los votos. Este resultado ha sido calificado por diversos actores políticos y analistas como un "gran fraude", que vuelve a burlarse de la voluntad de los ciudadanos venezolanos. Desde el inicio de este proceso, el régimen de Maduro ha utilizado tácticas de manipulación que han puesto en entredicho la legitimidad y transparencia del sufragio. Una de las estrategias más notables del chavismo fue la exclusión de líderes opositores relevantes, destacando el caso de María Corina Machado, quien había ganado un amplio apoyo en las primarias de su partido. En un intento por desarticular la oposición, el régimen no solo vetó su participación, sino que también emprendió una campaña sistemática para desacreditar a sus simpatizantes. A pesar de estas adversidades, Machado logró trasladar su respaldo hacia Edmundo González Urrutia, un académico que se presentó a las elecciones con una plataforma desconocida para la mayoría de los votantes. Durante la campaña electoral, el despliegue de recursos del Estado fue abrumador. El régimen utilizó los medios de comunicación y las asistencias sociales para promover la figura de Maduro, mientras que las fuerzas de seguridad se encargaban de hostigar a los colaboradores de Machado y sus seguidores. Además, el chavismo rechazó la presencia de observadores internacionales, como la Unión Europea, y limitó la participación de los venezolanos en el extranjero, lo que resultó en que apenas un 1% de ellos pudo ejercer su derecho al voto. A pesar de toda esta manipulación y los intentos de censura, las encuestas más serias apuntaban a una victoria de González Urrutia por un margen de entre 20 y 30 puntos porcentuales. Sin embargo, el CNE, presidido por Elvis Amoroso —un conocido cercano a Maduro—, sorprendió al mundo al anunciar que el presidente en funciones había ganado. Este inesperado resultado ha desencadenado un clamor internacional por la transparencia y la revisión de las actas electorales. La reacción de la comunidad internacional fue inmediata. Gobiernos de diversas naciones, incluyendo Argentina, Chile, Estados Unidos y varios países de la región, han exigido que se muestren las actas y se realice una auditoría del proceso. Aunque el chavismo intentó minimizar estas demandas, incluso las organizaciones que fueron autorizadas a observar el proceso, como las Naciones Unidas y el Centro Carter, se negaron a certificar los resultados, apuntando a la falta de transparencia. Por otro lado, la oposición ha denunciado irregularidades en el acceso a los resultados, indicando que solo se les permitió observar el 40% de las actas de votación. A pesar de estos obstáculos, en las actas que pudieron obtener, González Urrutia se alzaba con un contundente 70% de los votos. Esto sugiere que el régimen podría estar manipulando la información al alegar que las actas se perdieron o fueron objeto de un hackeo, una acusación infundada dirigida a Machado y otros opositores. La rapidez con la que el CNE declaró a Maduro como vencedor, sin esperar a resolver las irregularidades denunciadas, ha generado un clima de desconfianza y protestas en varias ciudades del país. La desesperación del régimen por mantener el control se torna evidente, y los ciudadanos han comenzado a alzar sus voces en rechazo a los resultados que consideran fraudulentos. Además, la actitud de ciertos políticos en la región, como los congresistas peruanos de Perú Libre y el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, quienes han respaldado los resultados, ha sido motivo de críticas. Muchos observadores han señalado que este apoyo a un proceso tan cuestionable revela una falta de compromiso con los principios democráticos, a pesar de sus proclamaciones de defender la democracia. La comunidad internacional tiene la responsabilidad de actuar en defensa de la democracia y de la voluntad del pueblo venezolano. Permitir que el régimen de Maduro se salga con la suya al consagrar un fraude electoral sería una traición al compromiso colectivo por la libertad y la justicia. Los venezolanos merecen un proceso electoral transparente, donde su voz sea escuchada y respetada. En este contexto, la lucha por la democracia en Venezuela se torna más crucial que nunca. La comunidad internacional debe unirse para garantizar que la voluntad del pueblo no sea pisoteada, y que el "gran fraude" que ha sufrido el país no se convierta en una norma. La historia juzgará a quienes opten por permanecer en silencio ante la injusticia y la opresión.

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