Venezuela en vilo ante elecciones presidenciales: un cambio que podría ser histórico

Venezuela en vilo ante elecciones presidenciales: un cambio que podría ser histórico

Venezuela se prepara para elecciones presidenciales el 28 de julio, con Maduro buscando un tercer mandato en medio de descontento popular y promesas de cambio.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Política

En un clima de tensión y expectativa, Venezuela se prepara para las elecciones presidenciales del 28 de julio, un evento que se presenta como un punto de inflexión en un país que ha vivido años de crisis económica y social. El actual presidente, Nicolás Maduro, de 61 años, busca garantizar un tercer mandato en medio de un marcado descontento popular que se refleja en los sondeos, los cuales favorecen a su opositor, Edmundo González Urrutia, un diplomático de 74 años que ha emergido como candidato gracias al respaldo de María Corina Machado, cuya inhabilitación política la ha dejado fuera de la contienda. Maduro ha intensificado su campaña en un intento por movilizar a su base, asegurando que su victoria es la única garantía de paz para el país. "Una eventual llegada de la oposición al poder podría terminar en un 'baño de sangre'", advirtió el presidente, generando reacciones de alarma tanto a nivel nacional como internacional. En contraste, González Urrutia ha prometido cambio, reconciliación y la posibilidad de retorno para millones de venezolanos que han huido de la crisis que ha arrasado la nación. El ambiente electoral está cargado de incertidumbre. Con un padrón electoral de aproximadamente 21 millones, se estima que solo 17 millones de personas podrían ejercer su derecho al voto, debido a la migración masiva que ha sacudido al país. La participación se presenta como un factor crucial; mientras el chavismo espera que esta sea baja, la oposición considera fundamental movilizar a la mayor cantidad de electores posible para diluir la fuerza oficialista. En las últimas semanas, ambos candidatos han llevado a cabo sus cierres de campaña con eventos masivos. Maduro se presentó en la Avenida Bolívar de Caracas, inundando el espacio público con su imagen, mientras que González y la oposición aprovecharon las redes sociales para expandir su mensaje, en un contexto donde los medios tradicionales enfrentan restricciones. Las encuestas, aunque cuestionadas por el oficialismo, muestran un giro en el apoyo hacia el candidato opositor, quien ha capitalizado el deseo de cambio de una población cansada de la crisis económica y la hiperinflación. La comunidad internacional ha puesto sus ojos en Venezuela. Líderes de la región, como Lula da Silva y Gabriel Boric, han expresado su preocupación ante las amenazas de Maduro y han instado a la paz y a un respeto por el proceso electoral. Desde Washington, el portavoz de Seguridad Nacional, John Kirby, advirtió que la represión y la violencia política son inaceptables, esperando que la votación refleje las verdaderas aspiraciones del pueblo venezolano. El futuro inmediato del país está en juego. A pesar de la propaganda oficial que busca legitimar el proceso, muchos analistas y organizaciones internacionales consideran que las elecciones no serán ni libres ni justas. Juanita Goebertus, de Human Rights Watch, destacó la importancia de que los venezolanos tengan la oportunidad de elegir, aunque el contexto de desconfianza persista. La Fuerza Armada Nacional Bolivariana, históricamente aliada del chavismo, se presenta como un actor importante en este escenario electoral. Maduro ha declarado que cuenta con el respaldo militar, mientras que González Urrutia ha hecho un llamado a los militares para que respeten el resultado de las elecciones. Este aspecto del proceso electoral es fundamental, ya que la institución ha jugado un papel crucial en la represión de las protestas y en el mantenimiento del orden en tiempos de crisis. Las consecuencias de estos comicios son difíciles de prever. Una victoria de Maduro podría consolidar su poder pero también provocar una nueva ola de migración, ya que la población busca escapar de una situación que ha llevado al país a la ruina económica. A pesar de la retórica del cambio que propone la oposición, la realidad de una Venezuela desgastada por años de políticas económicas fallidas plantea dudas sobre la viabilidad de una transición pacífica. Finalmente, el Consejo Nacional Electoral, dominado por figuras afines al chavismo, supervisará el proceso, lo que añade una capa adicional de desconfianza entre los votantes. Ya se han planteado preocupaciones sobre la transparencia de un sistema que ha sido acusado de fraude en ocasiones anteriores. Con el reloj en cuenta regresiva para las elecciones, los ojos del mundo se centran en Venezuela, donde el futuro del país podría depender del resultado de una sola jornada electoral.

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