Dimisión de directora del Servicio Secreto de EE. UU. tras intento de asesinato a Trump desata crisis y críticas

La dimisión de la directora del Servicio Secreto de Estados Unidos, Kimberly Cheatle, ha sacudido las bases de la agencia encargada de proteger a los presidentes en ejercicio y anteriores del país. Su renuncia llega un día después de que reconociera que el intento de asesinato contra el expresidente Donald Trump fue un fracaso en la labor de protegerlo, desencadenando una ola de críticas y presiones para que abandonara su cargo. El incidente que desencadenó esta crisis tuvo lugar el 13 de julio en un mitin en Pensilvania, donde un hombre de 20 años logró disparar contra Trump, hiriéndolo en una oreja. El Servicio Secreto, responsable de salvaguardar la integridad de los líderes estadounidenses, se vio en aprietos al permitir que un individuo armado accediera a un tejado que dominaba el lugar del evento, poniendo en riesgo la vida del expresidente y de los presentes. La comparecencia de Cheatle ante la Comisión de Supervisión de la Cámara de Representantes fue el escenario de una condena bipartidista, con legisladores tanto demócratas como republicanos cuestionando su liderazgo y exigencia su renuncia. La directora del Servicio Secreto se negó a responder a las preguntas sobre el plan de seguridad para el mitin y cómo se manejó la situación del hombre armado, lo que aumentó la presión en su contra. La gravedad del atentado y las circunstancias que lo rodearon llevaron a que Cheatle asumiera la responsabilidad del tiroteo, calificándolo como el peor fracaso del Servicio Secreto en décadas, comparándolo con el intento de asesinato contra el expresidente Ronald Reagan en 1981. Este incidente ha dejado al descubierto fallos en los protocolos de seguridad y ha generado una serie de investigaciones tanto del Congreso como del Departamento de Seguridad Nacional. Uno de los puntos críticos ha sido la falta de seguridad en el tejado desde el que el agresor disparó, ubicado a una distancia considerable del escenario donde se encontraba Trump. La decisión de declarar esa área como fuera del perímetro de seguridad ha sido duramente cuestionada y ha puesto en entredicho la efectividad y el profesionalismo del Servicio Secreto en la protección de figuras de alto perfil. Kimberly Cheatle, que había asumido la dirección del Servicio Secreto en 2022, proveniente de un cargo de seguridad en PepsiCo, ha sido objeto de escrutinio por diversos escándalos que han salpicado a la agencia en los últimos años. Desde la revelación de agentes involucrados con mujeres en Colombia durante una visita de Barack Obama en 2012, hasta acusaciones de manipulación de evidencia en relación con los disturbios en el Capitolio en enero de 2021, el Servicio Secreto ha enfrentado una serie de crisis que han minado su reputación. La dimisión de Cheatle marca un punto de inflexión para el Servicio Secreto y plantea interrogantes sobre su capacidad para garantizar la seguridad de los líderes del país en un contexto cada vez más tenso y polarizado. La designación de un nuevo director o directora será crucial para restaurar la confianza en una agencia fundamental para la estabilidad y el funcionamiento de la democracia en Estados Unidos.