Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El impacto del calor extremo en la economía ha sido devastador, con consecuencias que van más allá de lo físico para llegar directamente a la estabilidad financiera de distintas regiones. El reciente registro de temperaturas récord en zonas como Mexicali, en México, y el Valle de la Muerte en California, ha encendido las alarmas sobre los efectos en la productividad y los precios de alimentos básicos. En el caso de México, la inflación ha aumentado de manera preocupante, especialmente en los precios de frutas y verduras, que han experimentado un incremento constante en los últimos meses. Según datos oficiales, los alimentos han subido en promedio un 6,58%, impactando directamente en el costo de vida de la población. Esta escalada en los precios se relaciona directamente con las condiciones extremas de calor que han afectado la producción agrícola. Por otro lado, en el Imperial Valley de California, los agricultores han logrado adaptarse a los veranos calurosos, seleccionando cuidadosamente los cultivos que pueden resistir altas temperaturas. Sin embargo, la incertidumbre sobre el suministro de agua proveniente del río Colorado plantea un futuro incierto para esta región que depende en gran medida de la agricultura. Los impactos económicos se hacen sentir no solo en la producción agrícola, sino también en la salud y productividad de los trabajadores, tanto en el campo como en entornos urbanos. El calor extremo ha generado un aumento en las muertes relacionadas con golpes de calor, así como afectaciones en la productividad laboral debido a las condiciones adversas. Según expertos como Armando Sánchez, director del Instituto de Investigaciones Académicas de la UNAM, las consecuencias económicas de las olas de calor podrían contraer el PIB del sector agrícola en un 3% anual. La sequía, la escasez de agua para riego y la exposición de los trabajadores al calor son solo algunos de los factores que contribuyen a este impacto negativo en la economía. Además, el cambio climático plantea desafíos adicionales, ya que las proyecciones indican que las pérdidas económicas derivadas de fenómenos extremos como las islas de calor podrían superar los mil millones de dólares anuales en ciudades como Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. Estos datos ponen de manifiesto la urgencia de implementar políticas públicas de adaptación al cambio climático y mitigación de sus efectos. En este contexto, la necesidad de tomar medidas concretas para enfrentar el impacto económico del clima extremo se vuelve imperativa. Los agricultores, empresarios y autoridades deben colaborar en la implementación de prácticas sostenibles que permitan mitigar las consecuencias negativas en la economía y la sociedad en su conjunto. La adaptación a esta nueva realidad climatológica se presenta como un desafío ineludible que requiere de acciones coordinadas y efectivas a nivel local e internacional.