Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El reformista Masoud Pezeshkian fue elegido como el nuevo presidente de Irán, superando a su rival conservador de línea dura Saeed Jalili en las elecciones presidenciales. Con un 53,3% de los votos escrutados, Pezeshkian se convierte en el líder de un país que busca dejar atrás el aislamiento internacional y abrirse al diálogo con potencias occidentales. Nacido en Mahabad, una ciudad cercana a la frontera con Irak y de mayoría kurda, Pezeshkian es cirujano cardíaco y ha ocupado cargos tanto en el Parlamento como en el gobierno. Durante su campaña, Pezeshkian se comprometió a llevar a cabo negociaciones constructivas sobre el acuerdo nuclear de 2015, que limitaba el programa nuclear de Irán a cambio de un alivio en las sanciones occidentales. Sin embargo, el presidente electo también ha dejado en claro su apego a los principios de la República Islámica, mostrando su respeto por el líder supremo del país, el ayatolá Alí Jamenei, y sus decisiones. Pezeshkian ha sido diputado durante cinco legislaturas y ocupó la vicepresidencia del Parlamento, generando polémica al abogar por la despenalización de las drogas. Además, fue ministro de Salud durante el segundo gobierno de Mohamed Jatamí, el primer presidente reformista de Irán. El respaldo de figuras como Jatamí y el clérigo disidente Mehdí Karrubí ha impulsado la carrera política de Pezeshkian, quien ha prometido implementar reformas estructurales y buscar un desarrollo más equitativo para el país. Por su parte, el candidato conservador Saeed Jalili, conocido por su postura antioccidental y su oposición a restaurar el acuerdo nuclear, respalda el mantenimiento del statu quo y considera las propuestas de Pezeshkian como parte de un modelo fallido. La participación en las elecciones aumentó en la segunda vuelta, con un 49% de votantes, en comparación con el 40% registrado en la primera ronda. La victoria de Pezeshkian ha generado celebraciones en Irán, con manifestaciones callejeras a favor del nuevo presidente en Teherán y otras ciudades del país. Sin embargo, la baja participación en los comicios y la exclusión de candidatos por parte del Consejo de Guardianes han generado críticas y protestas en redes sociales. A pesar de esto, el ayatolá Alí Jamenei ha defendido el modelo teocrático del país y ha reconocido las opiniones de quienes se abstuvieron de votar. En un contexto de tensiones internacionales y descontento interno, Masoud Pezeshkian asume la presidencia de Irán con el desafío de conciliar las demandas de reforma y apertura con los principios fundamentales del régimen islámico. Su elección representa un cambio en el liderazgo del país y plantea interrogantes sobre el rumbo que tomará en materia de relaciones exteriores y políticas internas. Con un mandato que busca implementar reformas y reducir la represión, Pezeshkian enfrenta el reto de unificar a una sociedad dividida y abrir nuevos caminos para el futuro de Irán.