Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El histórico triunfo del partido Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés) en la primera vuelta de las elecciones parlamentarias en Francia ha generado un profundo impacto en la política del país y en la percepción pública. Este resultado refleja un cambio significativo en las preferencias del electorado y ha puesto a la extrema derecha a las puertas del poder, desafiando a los partidos tradicionales y al actual presidente Emmanuel Macron. La estrategia de "des-demonizar" (dédiaboliser, en francés) a la extrema derecha ha sido fundamental en este proceso, y ha sido liderada con habilidad por Marine Le Pen, quien ha trabajado durante la última década para cambiar la imagen del partido. Anteriormente asociado con la figura polémica y provocadora de Jean-Marie Le Pen, el partido era considerado racista y antisemita, lo que generaba un enorme rechazo en la opinión pública. Marine Le Pen se propuso suavizar las formas y pulir la voz del partido, presentándolo como una facción capaz de gobernar. Para lograrlo, adoptó una estrategia de "des-demonización" que incluyó cambios como el cambio de nombre del Frente Nacional a Agrupación Nacional en 2018, buscando marcar una ruptura con el pasado y limpiar la imagen del partido en temas sensibles como el holocausto y el judaísmo. Si bien el cambio en el discurso y la imagen del partido ha sido evidente, persisten dudas sobre si la extrema derecha realmente ha abandonado sus posturas históricas vinculadas a la xenofobia y el proteccionismo económico. A pesar de los esfuerzos de Le Pen, algunos críticos consideran que la "des-demonización" es más un cambio cosmético que un cambio de fondo, y señalan que el partido sigue defendiendo posturas antiinmigración y proteccionistas. El éxito de la extrema derecha en Francia no puede analizarse sin tener en cuenta el desgaste de los partidos tradicionales y del propio presidente Macron. El descontento de la población con la gestión gubernamental, especialmente en temas económicos como el poder adquisitivo y el desempleo, ha contribuido a que los votantes vean en la Agrupación Nacional una alternativa viable. Además, la polarización política y la radicalización en la sociedad, agravadas por el uso de las redes sociales, también han jugado un papel importante. El ascenso de la extrema derecha en Francia se enmarca en un contexto global donde partidos extremos han ganado terreno en varios países europeos, lo que refleja una tendencia hacia la normalización de estas posturas. La crisis actual del costo de la vida y la percepción de fracaso de los partidos tradicionales han llevado a que los votantes consideren a la extrema derecha como una opción válida para abordar sus preocupaciones. El próximo domingo 7 de julio se celebrará la segunda vuelta de las elecciones legislativas en Francia, donde se definirá de forma definitiva la conformación de la Asamblea Nacional. Si la tendencia positiva para los candidatos de la Agrupación Nacional continúa, Macron podría enfrentarse a un congreso dominado por la extrema derecha, lo que supondría un escenario político inédito en el país, con Jordan Bardella como primer ministro. El triunfo del partido de Le Pen en las elecciones parlamentarias ha abierto un nuevo capítulo en la política francesa y ha generado un debate sobre el futuro del país. La consolidación de la extrema derecha en el poder marcaría un hito histórico en Francia y tendría repercusiones significativas tanto a nivel nacional como internacional, lo que sin duda mantendrá en vilo a la opinión pública y a los analistas políticos en los próximos días.