Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En el competitivo mundo de la minería, dos metales preciosos ocupan un lugar destacado para el Perú: el cobre y el oro. Según cifras proporcionadas por el Ministerio de Energía y Minas, en el año 2023, estos dos minerales representaron el 78,2% del total de exportaciones mineras del país, alcanzando la impresionante cifra de US$34.238 millones de un total de US$43.733 millones. En el caso del cobre, el Perú ha experimentado un notable crecimiento en su extracción, llegando a producir 2,75 millones de toneladas en el último año, más del triple de lo obtenido dos décadas atrás en el 2003. Minas como Cerro Verde en Arequipa y Antamina en Áncash se han posicionado entre las 10 más grandes del mundo, demostrando el potencial que tiene el país en este sector. No obstante, a pesar de estos logros, el Perú se encuentra en una férrea competencia con la República del Congo por el segundo lugar en la producción mundial de cobre. Mientras que en el país africano la extracción de este metal ha casi duplicado en los últimos años, en el Perú el crecimiento ha sido de un 13%, aunque Chile sigue liderando como el principal productor a nivel global con cinco millones de toneladas anuales. En cuanto al oro, la situación es diferente. A pesar de ser un metal de gran valor, ninguna mina peruana figura entre las 10 más importantes del mundo, y el país ha retrocedido en la última década en su producción aurífera, pasando del puesto 6 al 11 a nivel mundial. La extracción de oro ha disminuido de 208 toneladas en el 2005 a 99 toneladas en el 2023, con una caída acumulada del 52%. Uno de los aspectos más preocupantes en la industria del oro en el Perú es el crecimiento exponencial de la extracción y exportación ilegal de este metal, que se ha septuplicado en la última década. Según el Instituto Peruano de Economía (IPE), solo en el 2023 se exportaron 77 toneladas de oro ilegal, mientras que las inversiones destinadas a combatir la minería ilegal han sido mínimas. Esta situación ha generado un escenario complejo en el país, donde el sector informal e ilegal no solo ha crecido territorialmente, sino que también ha adquirido poder económico e influencia política. José de Echave, exviceministro de Gestión Ambiental del Ministerio del Ambiente de Perú, advierte sobre los impactos negativos de esta actividad, que compite directamente con la gran minería, incluso en la extracción de cobre. En medio de este panorama, la Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo y Progreso (UNCTAD) proyecta un aumento significativo en la demanda de cobre para el año 2050, especialmente en sectores relacionados con la sostenibilidad y las energías limpias. Se estima que se necesitarán unas 50 millones de toneladas de cobre en ese año, lo que representa más del doble de la producción global actual. Ante este escenario, Juan Carlos Ortiz, vicepresidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú, destaca que el país se encuentra en una posición privilegiada gracias a su portafolio de nuevos yacimientos y ampliaciones en operación. Sin embargo, es crucial abordar de manera urgente el problema de la minería ilegal y promover prácticas sostenibles en la industria minera para asegurar un desarrollo responsable y beneficioso para el país en su conjunto.