Los metales preciosos mantienen su atractivo como activos refugio en un mundo lleno de incertidumbres

Los metales preciosos mantienen su atractivo como activos refugio en un mundo lleno de incertidumbres

Los metales preciosos, liderados por el oro, mantienen su atractivo como refugio de inversión en un mundo lleno de incertidumbres económicas y políticas, con proyecciones optimistas de crecimiento a largo plazo.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Los metales preciosos han vuelto a retomar su posición como activos refugio en medio de un escenario económico global plagado de incertidumbres. Con el oro a la cabeza, seguido de la plata y el platino, estos activos han demostrado un buen desempeño en lo que va del año, con revalorizaciones acumuladas que resultan sumamente atractivas para los inversores. A pesar de una ligera desinflación en sus cotizaciones desde los máximos alcanzados en mayo, el atractivo de estos metales sigue siendo evidente para muchos. Los analistas atribuyen el renovado interés en los metales preciosos a varios factores clave, entre ellos la condición de "activo refugio" que ostenta el oro en momentos de elevado endeudamiento, déficits fiscales pronunciados y tensiones geopolíticas persistentes. La incertidumbre en torno a la política monetaria y las elecciones en diversas regiones del mundo también contribuyen a alimentar la demanda de estos activos, que parecen gozar de un respaldo sólido por parte de los inversores. James Luke, gestor de fondos en Schroders, destaca la posibilidad de un movimiento sostenido hacia el oro, impulsado por la dinámica entre potencias desarrolladas y emergentes, así como la fragilidad fiscal que afecta a diversas economías. Luke sugiere que el sector de la minería del oro podría experimentar un importante crecimiento en los próximos años, lo que refuerza la idea de incluir la renta variable de oro en una estrategia de inversión a largo plazo. Por su parte, Wisdom Tree señala que factores como los riesgos geopolíticos y los resultados de procesos electorales pueden influir en la demanda de oro, convirtiéndolo en un indicador de la satisfacción o insatisfacción de la población con los acontecimientos políticos. Según sus proyecciones, el oro podría alcanzar los 2.500 dólares por onza en el primer trimestre de 2025, en un escenario de consenso. Rodrigo Cebrián, de Edmond de Rothschild, destaca el inusual movimiento alcista simultáneo de los tipos de interés, el dólar y el oro, impulsado en parte por compras aceleradas de grandes tenedores como bancos centrales. Cebrián sugiere que este comportamiento podría estar motivado por el temor al impacto del alto déficit fiscal de EE. UU. y la consiguiente búsqueda de refugio en activos como el oro. Jacques Hirsch, del Carmignac Portfolio Patrimoine Europe, menciona la demanda creciente de oro por parte de bancos centrales y inversores chinos minoristas, así como la incertidumbre política en Europa, como factores que respaldan el buen desempeño del metal. La posibilidad de que el oro continúe obteniendo resultados positivos parece plausible en este contexto. Michaela Huber, de Vontobel Boutique, destaca la demanda de oro como activo refugio en un entorno de exceso de liquidez y preocupaciones sobre la futura política monetaria. Huber sugiere que el oro, al igual que el bitcoin, se posiciona como una reserva de valor alternativa en momentos de incertidumbre económica. Víctor Alvargonzález, de Nextep Finance, destaca la presión de algunos bancos centrales, como los de Rusia y China, para diversificar sus reservas alejándolas del dólar, así como el miedo generado por la emisión masiva de deuda pública en EE. UU. y Europa. Alvargonzález enfatiza la volatilidad del oro como activo, recomendando su inclusión en carteras conservadoras de manera estable y a largo plazo, como un seguro frente a riesgos como la inflación y los conflictos geopolíticos. En resumen, la tendencia alcista de los metales preciosos, especialmente del oro, continúa atrayendo a los inversores en un contexto marcado por la incertidumbre económica y política a nivel global. A medida que se intensifican los riesgos y se agudizan las tensiones, estos activos consolidan su posición como opciones seguras y rentables para resguardar el capital en un entorno volátil y cambiante.

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