La incógnita económica de Transnistria: ¿Un modelo sostenible a largo plazo?

La incógnita económica de Transnistria: ¿Un modelo sostenible a largo plazo?

La economía de Transnistria, un enclave separatista prorruso, enfrenta desafíos tras la crisis bancaria de 2016. La dependencia del gas ruso y tensiones con Moldavia complican su futuro.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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La incógnita económica de Transnistria En un rincón del mundo, entre las estrechas franjas de tierra a lo largo del río Dniéster y Ucrania, se alza Transnistria, un enclave separatista prorruso que ha sido reconocido internacionalmente como parte de Moldavia. Con una población cercana a medio millón de habitantes, esta región autoproclamada independiente de facto en 1990 ha sido sede de un complejo entramado económico que ha despertado la curiosidad y desconcierto de muchos observadores. El ficticio idilio económico de Transnistria llegó a su fin en 2016, cuando un cataclismo financiero sacudió su economía y dejó al descubierto las debilidades de su sistema bancario. Actualmente, de los nueve bancos comerciales que alguna vez operaron en la región, la mayoría han sido liquidados o están en proceso de extinción, con solo unos pocos sobreviviendo en un entorno económico incierto y volátil. Uno de los factores clave que desencadenó la crisis económica en Transnistria fue la escasez de reservas de divisas, específicamente dólares, lo que llevó a medidas administrativas extremas por parte de las autoridades locales para intentar mantener la estabilidad monetaria. La introducción de un tipo de cambio fijo de 16 rublos transnistrios por dólar tuvo repercusiones significativas en la economía regional, afectando a empresas y ciudadanos por igual. En medio de esta crisis, tanto Moldavia como Transnistria se beneficiaron del Acuerdo de Asociación y Libre Comercio con la Unión Europea firmado por Chişinău, la capital moldava, lo que abrió nuevas oportunidades para las empresas transnistrias. El aumento en el número de empresas registradas en Moldavia provenientes de Transnistria es un claro indicio de que los agentes económicos de la región están buscando integrarse en el mercado legal moldavo para aprovechar sus ventajas. Sin embargo, la disparidad en los salarios y las pensiones entre Transnistria y Moldavia ha seguido creciendo, con sueldos significativamente más bajos en la región separatista. A pesar de los beneficios fiscales y la exención de impuestos a las mercancías en Transnistria, Moldavia ha tomado medidas para evitar el dumping fiscal y proteger su mercado interno, lo que ha generado tensiones económicas entre ambas partes. La eclosión de la guerra en Ucrania también ha tenido un impacto negativo en los intereses económicos de Transnistria, especialmente en términos de sus exportaciones y rutas comerciales. El cierre de los puntos fronterizos por parte de Ucrania ha obligado a la región a depender de una única ruta a través de las aduanas moldavas, lo que ha cambiado drásticamente el panorama comercial y ha generado desafíos adicionales para la economía transnistria. La economía de Transnistria se caracteriza por un modelo híbrido entre una economía soviética intervencionista y un mercado en desarrollo, donde la dependencia del gas ruso es un pilar fundamental. La falta de contribuciones fiscales directas por parte de los ciudadanos y la financiación gubernamental a través de los ingresos del gas ruso plantean interrogantes sobre la sostenibilidad a largo plazo de este modelo económico único en la región. El grupo Sheriff, dirigido por el oligarca Victor Guşan, ha consolidado su posición dominante en la economía de Transnistria, controlando una amplia gama de empresas clave en sectores como la banca, la distribución minorista, la telefonía y la producción de alcohol. Esta concentración de poder económico en manos de unas pocas entidades ha generado críticas y preocupaciones sobre la falta de diversificación y competencia en el mercado regional. A medida que Transnistria enfrenta desafíos económicos y comerciales cada vez más complejos, su futuro sigue siendo incierto. La dependencia del gas ruso, las tensiones con Moldavia y las limitaciones en sus exportaciones plantean interrogantes sobre la viabilidad a largo plazo de su economía. En un contexto geopolítico volátil y cambiante, Transnistria enfrenta el desafío de encontrar un equilibrio entre su pasado soviético y su aspiración de integrarse en un mundo económico globalizado.

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