Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En los últimos años, el entorno de negocios en el país ha sido afectado por la volatilidad e incertidumbre generada por factores externos a las empresas como la pandemia, la desaceleración del crecimiento del PBI, el alto nivel de inflación, la crisis política, las protestas sociales, el Fenómeno de El Niño o los conflictos globales. Estos elementos han traído consigo un estancamiento de la economía, pérdida del poder adquisitivo e incremento de la pobreza en el país. En este contexto, las empresas peruanas se han visto obligadas a repensar sus estrategias para lograr crecimientos por encima del mercado, ganar participación y mantener su competitividad. Un informe de Apoyo Consultoría revela cuáles son los cambios que las empresas están implementando ante un nuevo entorno de negocios más complejo y desafiante. Según el análisis elaborado por Rodrigo Jimenez, asociado senior de la consultora, compartido en exclusiva para Gestión, el Perú lleva un periodo de casi cinco años con un nivel de confianza para invertir en terreno negativo, lo cual impacta directamente en el crecimiento de la economía nacional. La reducción del rating crediticio del país por parte de S&P a principios de año y el retroceso en el índice de Atractivo a la Inversión minera del país al puesto 59 de 86 son reflejos claros de la situación actual que enfrentan las empresas peruanas. Ante este escenario adverso, las compañías han tenido que ajustar sus estrategias para competir de manera más efectiva en un entorno cada vez más desafiante. De acuerdo con lo que ha observado Apoyo Consultoría en los planeamientos que ha asesorado en los últimos doce meses, se destacan tres cambios bien marcados en las estrategias de las empresas. En primer lugar, se destaca el ajuste de la estrategia para desarrollar una propuesta de valor que atienda a los segmentos value. En segundo lugar, se resalta la evaluación del crecimiento inorgánico como una forma de consolidar la presencia en el mercado. Y en tercer lugar, se menciona la búsqueda de la diversificación geográfica y la internacionalización de los negocios como una estrategia para reducir el riesgo y la concentración en el mercado local. Las empresas peruanas han apostado por ajustar su propuesta de valor para competir en los segmentos masivos de mercado, buscando diferenciación no solo en precio, sino también a través de la introducción de nuevos formatos, desarrollo de eficiencias y reducción de costos. Además, el crecimiento inorgánico ha cobrado fuerza como una estrategia para crecer en un entorno financiero complicado, aprovechando valorizaciones más razonables y regulaciones favorables en fusiones y adquisiciones. La diversificación geográfica y la internacionalización de los negocios también han tomado relevancia como estrategias para reducir el nivel de riesgo y aprovechar mercados más grandes, estables y competitivos en otros países. Ejemplos como la adquisición de una planta de cemento en California por parte del grupo Unacem o la compra de la mayor aseguradora dental en México por parte de Auna reflejan esta tendencia. El menor nivel de demanda, el mayor costo financiero y los altos niveles de inflación han impactado la rentabilidad de las empresas, lo que ha llevado a las compañías a priorizar el cuidado del flujo de caja y la liquidez para garantizar la continuidad de sus operaciones. Estrategias como el refinanciamiento de la deuda financiera, la optimización del ciclo de conversión de efectivo y la búsqueda de eficiencias se han vuelto fundamentales en este nuevo entorno. En este sentido, las empresas están enfocadas en instaurar una cultura de mejora continua y eficiencias para optimizar su rentabilidad, variabilizar costos fijos, mejorar procesos, reducir gastos de personal y evaluar nuevas inversiones de manera más rigurosa. La apuesta por los canales digitales, como en el caso de los bancos, es un claro ejemplo de esta tendencia hacia la eficiencia y la optimización de recursos. Para adaptarse a estos cambios, los accionistas y directores han ajustado sus expectativas sobre los retornos esperados, lo que ha llevado a una reducción en el plazo de los planes estratégicos y a un mayor enfoque en los resultados a corto plazo. Los planes de tres años se han convertido en la tendencia actual, reemplazando a los planes de cinco años previos a la pandemia, con revisiones trimestrales y anuales para asegurar la adecuación de la estrategia a los cambios del entorno. En conclusión, las empresas peruanas están enfrentando un entorno de negocios desafiante y cambiante, lo que ha impulsado una serie de ajustes y cambios en sus estrategias para adaptarse a la nueva realidad económica y política. La capacidad de las compañías para innovar, diversificar, internacionalizarse y mejorar su eficiencia será clave para sobrevivir y crecer en un entorno altamente competitivo y volátil.