La urgencia de una reforma migratoria: desafíos y soluciones para Estados Unidos

La frontera entre Estados Unidos y México se ha convertido en escenario de caos y desorden, con un récord histórico de 250.000 inmigrantes aprehendidos o expulsados en el mes de diciembre. Este panorama ha desencadenado críticas hacia el presidente Joe Biden por parte del Partido Republicano, que lo acusa de mantener una política de fronteras abiertas y de no aplicar la ley de manera efectiva. Sin embargo, la realidad es que la política migratoria de Estados Unidos no está funcionando como debería. Con alrededor de 11 millones de inmigrantes ilegales dentro del país, queda en evidencia que existen demanda laboral por parte de los estadounidenses y oferta laboral de inmigrantes, pero las leyes restrictivas dificultan la migración legal, empujando a muchos hacia la informalidad. En un contexto donde las rutas legales de migración se han estrechado, el caos en la frontera se convierte en un síntoma y también en una causa de las deficiencias en las políticas migratorias de EE.UU. La prohibición de la migración legal solo fomenta la ilegalidad y la inestabilidad en la región. Los incentivos políticos para abordar este problema se ven distorsionados, especialmente en un año electoral. Mientras tanto, la narrativa de fronteras abiertas o cerradas sigue generando debate en el país. A pesar de las diferencias partidistas, lo que se necesita es un sistema más abierto a la inmigración legal, que permita regular de manera ordenada y liberal los flujos migratorios. Expertos como Alex Nowrasteh señalan la importancia de otorgar más visas de trabajo, como se hizo en los años 50 con el programa "bracero", que logró reducir drásticamente la población ilegal y controlar la frontera. Establecer un orden migratorio de esta manera disminuiría la ansiedad en la población y demostraría los beneficios que pueden aportar los inmigrantes a la sociedad estadounidense. A pesar de los argumentos de los detractores de la inmigración, la evidencia muestra que los inmigrantes no solo ocupan empleos, sino que también los generan, son emprendedores, contribuyen al fisco y tienen tasas de criminalidad más bajas que los nativos. Es hora de reconocer que una política migratoria ordenada y liberal fortalecería a Estados Unidos y traería consigo mayores beneficios que costos.