Desafíos y oportunidades: Perú busca salir de la recesión con miras al 2026

En el último año, la economía del Perú ha experimentado un retroceso, generando preocupación y malestar entre la población. Con una reducción del 1% en el volumen de actividad económica, se ha traducido en menos empleo, menores ingresos, aumento de la pobreza y un clima generalizado de pesimismo. Este estancamiento económico ha sido etiquetado como una "recesión" por algunos, con la esperanza de que sea solo una caída temporal que se pueda superar pronto. Sin embargo, las causas subyacentes de esta situación no son del todo claras. Se señalan carencias en inversión tanto pública como privada, un Parlamento disfuncional, una creciente burocracia, entre otros factores. Pero detrás de todo esto, se vislumbra la incertidumbre sobre el futuro del país en los próximos años. En medio de este panorama, nos encontramos en un escenario político inmovilizado, con miras a las elecciones presidenciales y parlamentarias del 2026. Mientras algunos candidatos y partidos políticos parecen estar en una especie de letargo, un exmilitar retirado con un pasado controvertido ha destacado por su mensaje de rebelión, mientras que otros parecen no tener propuestas concretas que capten la atención de la ciudadanía. Pese a estos desafíos, el Perú cuenta con activos importantes que podrían impulsar su recuperación económica. Destaca, por ejemplo, la segunda reserva de mineral de cobre a nivel mundial. El cobre es un metal vital para la electrificación y el desarrollo sostenible, lo que representa una oportunidad para el país. Sin embargo, la burocracia y la resistencia a proyectos mineros podrían obstaculizar este potencial. Además, la fuerza laboral peruana es otro activo clave que requiere ser potenciado. La educación ha sufrido retrocesos debido a la pandemia, y la falta de estabilidad política y económica ha provocado la emigración de profesionales, lo que debilita al país. Es fundamental cuidar y fortalecer estos recursos humanos para impulsar el desarrollo. En este contexto, es crucial que el Gobierno y los líderes políticos busquen un equilibrio entre la prudencia y la iniciativa. La inacción no es una opción viable ante los desafíos actuales, ya que la frustración social y la inseguridad podrían desencadenar consecuencias graves. Es necesario implementar proyectos concretos y factibles que involucren al sector privado, como mejoras en servicios básicos en regiones como Juliaca y Puno. En definitiva, el Perú se encuentra en un punto de inflexión donde es necesario tomar decisiones valientes y construir un camino hacia la recuperación económica y social. Los recursos y el potencial están presentes, lo que se requiere es la voluntad y la acción para aprovecharlos en beneficio de todos los peruanos.