El fajín devaluado

El fajín devaluado

El fajín ministerial en el Perú ha perdido su valor por la llegada de ministros sin méritos ni compromiso. Urge restaurar la confianza y el liderazgo en la política para un gobierno eficiente y responsable.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, Central Hidro
Política

El fajín devaluado Desde hace mucho tiempo, para ponerse un fajín ministerial en el Perú se requería más que méritos: una carrera destacada que demostrara competencia y compromiso con el país. Sin embargo, en los últimos años, hemos sido testigos de una alarmante devaluación de este símbolo de poder y responsabilidad. Históricamente, los ministros peruanos provenían de sectores aristocráticos o representaban a las élites intelectuales del país. Su designación era el resultado de años de esfuerzo y dedicación en la política, llegando a ocupar el cargo después de una escalada política exigente. Sin embargo, en la actualidad, nos encontramos con ministros que carecen de estabilidad, calidades profesionales y morales para desempeñar sus funciones de manera efectiva. El panorama actual nos muestra un preocupante predominio de oportunistas que buscan el cargo ministerial como una oportunidad para beneficiarse personalmente, sin un verdadero compromiso con el servicio público. Se trata de individuos que han llegado al poder por casualidad o conveniencia, más que por méritos propios. El distanciamiento del establishment económico y las élites intelectuales de los ministerios ha contribuido a esta situación. Antes, se buscaba colocar en los ministerios a personas con habilidad y lealtad, pero ahora pareciera que el interés por participar en la gestión pública se ha desvanecido entre aquellos con verdadero potencial de liderazgo. La falta de estímulos para hacer carrera política y la crisis de representación han llevado a muchos profesionales calificados a alejarse de la gestión pública. La percepción de corrupción, desinterés por el bien común y falta de liderazgo efectivo han provocado una deserción de talento en los puestos de mayor responsabilidad política. En este contexto, nos preguntamos cómo atraer a los mejores peruanos al servicio público. Más allá de buscar culpables, es necesario reflexionar sobre las razones que alejan a los ciudadanos más capaces de ocupar cargos ministeriales. La devaluación del fajín ministerial nos insta a replantearnos el sentido de la responsabilidad y el compromiso en la política, y a buscar soluciones que restauren la confianza en nuestras instituciones y en aquellos que las representan. El desafío de recuperar el valor y la relevancia de los ministerios en el Perú requiere un esfuerzo conjunto de la sociedad, los líderes políticos y los propios funcionarios públicos. Solo así podremos superar esta crisis de representatividad y garantizar un gobierno eficiente y comprometido con el bienestar de todos los peruanos.

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