Tensiones arancelarias entre China y la UE: ¿rumbo a una guerra comercial?

Tensiones arancelarias entre China y la UE: ¿rumbo a una guerra comercial?

Las tensiones comerciales entre China y la Unión Europea escalan con medidas arancelarias, desencadenando temores de una guerra comercial. Sectores clave como vehículos eléctricos en disputa. Incertidumbre sobre el futuro de las relaciones comerciales y posibles repercusiones globales.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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Las tensiones comerciales entre China y la Unión Europea han tomado un nuevo rumbo con el inicio de medidas arancelarias por parte de ambas partes. Lo que inicialmente parecían ser simples escaramuzas comerciales, han evolucionado hacia una situación que muchos temen pueda desencadenar una verdadera guerra comercial en los próximos meses. Aunque hasta el momento las cifras de intercambio afectadas por restricciones comerciales representan solo entre el 1% y 1,5% de un volumen de intercambios que en 2023 alcanzó los 740.000 millones, la escalada de tensiones preocupa a los analistas y líderes políticos. La Comisión Europea ha dado un paso al frente imponiendo aranceles provisionales de hasta un 47,6% a los vehículos eléctricos fabricados en China, mientras que este país ha respondido con una investigación antidumping a las importaciones de cerdo europeo. Ambas partes se acusan mutuamente de alimentar el conflicto, con Bruselas justificando sus medidas bajo las normas de la Organización Mundial del Comercio para buscar equilibrar una balanza comercial deficitaria con China, especialmente en sectores clave para la transición ecológica y digital. El sector de los vehículos eléctricos se ha convertido en un punto álgido en esta disputa, con China impulsando fuertemente su producción y la UE alegando que subsidios chinos han distorsionado la competencia. Las negociaciones entre los bloques se extenderán hasta noviembre, cuando la UE tomará una decisión definitiva. Alemania, como uno de los países más afectados por una posible escalada, ha liderado conversaciones para buscar soluciones diplomáticas que eviten una confrontación abierta. La exministra de Asuntos Exteriores de España, Arancha González Laya, destaca la postura firme pero respetuosa de la UE en este conflicto, afirmando que las medidas son temporales y que aún hay espacio para la negociación dentro de los parámetros de la OMC. Mientras tanto, China ha respondido con investigaciones propias, como la del sector del brandy, en lo que muchos ven como medidas de represalia. Las posibles represalias futuras podrían afectar sectores clave como el de los vehículos de alta cilindrada y la aviación, con implicaciones para marcas como Mercedes, BMW, Porsche y Airbus. La UE se prepara para defender sus intereses con investigaciones adicionales y el uso de herramientas anticoerción aprobadas en 2023. Aunque China ha amenazado con tomar contramedidas, la influencia limitada del país en un contexto de exportaciones masivas podría ponerlo en una posición vulnerable en caso de escalada. La necesidad de equilibrar la balanza comercial y proteger la industria europea frente a las exportaciones chinas se vuelve cada vez más apremiante. La propuesta de establecer joint ventures entre empresas chinas y europeas, así como la posibilidad de producir en Europa bajo condiciones equitativas, ha surgido como una alternativa para mitigar el conflicto. Sin embargo, la complejidad estructural de la economía china y su enfoque en las exportaciones como principal motor de crecimiento plantean desafíos significativos en la búsqueda de una solución negociada. La incertidumbre sobre el futuro de las relaciones comerciales entre China y la UE persiste, con la posibilidad latente de una escalada que podría tener repercusiones globales. La carrera proteccionista desencadenada por las tensiones comerciales refleja la creciente preocupación de los países por proteger sus industrias y empleos, en un contexto de competencia global cada vez más intensa. Las próximas decisiones y movimientos de ambas partes serán cruciales para determinar el curso de esta disputa y sus impactos a largo plazo en la economía mundial.

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