Trump promociona una Biblia: ¿fe genuina o estrategia comercial?

El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, siempre ha sido conocido por su habilidad para el marketing y la promoción de productos. Antes de incursionar en la política, Trump se dedicó a respaldar diversos artículos de consumo, desde filetes de carne hasta vodka. Esta vez, ha optado por una nueva aventura comercial al promocionar una Biblia de 60 dólares. En un video publicado en sus redes sociales, Trump instó a sus seguidores a adquirir la God Bless the USA Bible, nombrada en honor a la famosa balada del cantante country Lee Greenwood, que suele acompañar las presentaciones del exmandatario en sus mítines. En el video, Trump afirmó que todos los estadounidenses necesitan una Biblia en sus hogares, declarando que es su libro favorito. Resulta curioso este nuevo giro en la trayectoria de Trump, ya que antes de ingresar a la política no era conocido por ser especialmente religioso. De hecho, durante su campaña presidencial de 2016, cometió un notorio error al referirse a un libro de la Biblia. Sin embargo, ahora se presenta como un firme defensor de este texto sagrado, afirmando que es el preferido de muchas personas. Aunque Trump no está directamente vendiendo la Biblia, se informa que está recibiendo regalías por cada compra realizada. Este movimiento comercial ha generado cierta controversia, pues algunos críticos señalan que la asociación de un libro sagrado con un personaje polémico como Trump podría ser interpretada como un intento de lucrar con la fe de la gente. La incursión de Trump en la venta de la Biblia plantea preguntas sobre sus motivaciones y el alcance de su influencia en el ámbito religioso. ¿Se trata de una verdadera convicción espiritual o simplemente de una estrategia más para mantenerse relevante en la escena pública? El tiempo dirá cómo es recibida esta nueva faceta comercial del controvertido expresidente. En un país donde la religión y la política a menudo se entrelazan, la decisión de Trump de respaldar una Biblia no pasa desapercibida. Su capacidad para generar titulares y captar la atención del público sigue vigente, incluso fuera de la esfera política.