Desconfianza empresarial en Chile: inversión cae y futuro económico incierto

Desconfianza empresarial en Chile: inversión cae y futuro económico incierto

El informe del Banco Central de Chile revela un panorama empresarial pesimista, con caída en inversiones y creciente incertidumbre económica.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, y Vargas Llosa, premio Nobel Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, en celebración de Alianza Lima Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, Central Hidro Eléctrica Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, Central Hidro

El reciente informe del Banco Central de Chile, correspondiente a la edición de agosto de 2024 del Informe de Percepciones de Negocios (IPN), pone de manifiesto un panorama desalentador en el ámbito empresarial del país. A través de 537 encuestas válidas y 37 entrevistas, el documento refleja un estado de incertidumbre que se ha ido consolidando a lo largo de años en el contexto económico chileno. A pesar de que muchas empresas anticipan resultados levemente superiores o similares a los de 2023, el sentimiento general es de cautela, lo que se traduce en la escasez de proyectos nuevos de inversión significativos. Desde su creación en 2013, el IPN ha sido testigo de un ciclo casi interminable de pesimismo y desconfianza en el entorno económico. Las expectativas han fluctuado, pero en términos generales, han estado marcadas por la prudencia. Los informes de 2020, en particular, se destacan por el nivel de incertidumbre que reflejaban, evidenciando el impacto del estallido social y la posterior pandemia. Los empresarios se muestran cada vez más escépticos respecto a la posibilidad de un cambio en esta tendencia. En la última publicación, el Banco Central también informó que la Formación Bruta de Capital Fijo, que representa la inversión, cayó un 4,1% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Este dato es alarmante, ya que marca cuatro trimestres consecutivos de contracción. La situación es aún más preocupante si se considera que se proyecta que, por primera vez en cuatro décadas, la inversión cerrará el año con una caída después de haber finalizado el año anterior sin crecimiento. Gabriel Ugarte, investigador del Centro de Estudios Públicos (CEP), resalta en su análisis que, en los últimos diez años, la inversión ha crecido a un ritmo inferior al de la economía, lo que ha llevado a que este componente represente cada vez menos en la producción nacional. Esta disminución no solo es un síntoma de la falta de confianza empresarial, sino que también plantea serias interrogantes sobre el futuro económico del país. Las premisas estructurales detrás de esta tendencia son complejas, y requieren de un análisis profundo que contemple los factores que han contribuido a la pérdida de dinamismo en la inversión. Las autoridades frecuentemente instan a mirar hacia el futuro con optimismo, sugiriendo que un cambio en la percepción podría activar un ciclo de crecimiento. Sin embargo, es fundamental que estas invitaciones a la esperanza vengan acompañadas de un reconocimiento de la realidad actual y de las responsabilidades que tienen tanto el Estado como el sector privado para fomentar un ambiente propicio para la inversión. En este sentido, se hace necesario un enfoque que considere no solo los flujos futuros potenciales, sino también el pasivo acumulado que la economía chilena ha ido construyendo a lo largo de los años. La falta de inversiones significativas puede tener repercusiones directas en el empleo, en los ingresos de los ciudadanos y, por ende, en la recaudación fiscal, que depende en gran medida de la capacidad de producción de las empresas. El concepto del "eslabón perdido" se vuelve relevante en este análisis; la economía chilena parece carecer de un vínculo que una las distintas fuerzas productivas, permitiendo así un crecimiento sostenido y equilibrado. La ausencia de inversiones robustas se traduce en un estancamiento que podría transformarse en un ciclo vicioso, donde la falta de crecimiento genere aún menos inversión. Es evidente que la situación actual no puede seguir siendo ignorada. Las políticas públicas deben ser revaluadas y diseñadas con un enfoque que contemple la realidad estructural de la economía. Esto implica no solo fomentar la inversión a corto plazo, sino también crear un entorno sostenible que incentive el crecimiento a largo plazo. La invitación es a propiciar un diálogo abierto entre el sector público y privado, donde se reconozcan los desafíos que enfrenta el país y se busquen soluciones conjuntas. Solo de esta manera, y con un esfuerzo coordinado, se podrá empezar a revertir esta tendencia y asegurar que Chile recupere el rumbo hacia un crecimiento sólido y sostenido, beneficiando a todos los chilenos.

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