Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Los bancos centrales de América Latina se encuentran en una encrucijada crítica a medida que la inflación y la debilidad de las divisas amenazan con desestabilizar las economías de la región. Después de haber sido pioneros en el endurecimiento de las políticas monetarias en respuesta a la pandemia de Covid-19, estos bancos se enfrentan ahora a un dilema creciente: la presión para reducir las tasas de interés en un entorno donde los temores inflacionarios resurgen con fuerza. La situación se complica aún más por la vulnerabilidad de las monedas locales, lo que incrementa el riesgo de una mayor inflación importada. La inflación ha mostrado señales de repunte en las principales economías de América Latina, contraviniendo las expectativas de que se mantendría en descenso. Este giro inesperado ha llevado a los analistas a considerar que cumplir con los objetivos inflacionarios se ha vuelto más difícil, especialmente en países como Chile, Colombia y México. Gerónimo Mansutti, analista de crédito en Tellimer, advierte que los riesgos están aumentando y que la situación es cada vez más precaria. “Hemos llegado a una coyuntura crítica y los riesgos están aumentando”, señala. El Banco Central de Brasil ha optado por mantener las tasas de interés en 10.5% durante dos reuniones consecutivas, a pesar de la presión ejercida por el presidente Lula da Silva para recortarlas. En este contexto, los miembros del banco han expresado que ahora perciben más riesgos al alza para la inflación que a la baja, lo que ha llevado a algunos economistas a prever que Brasil podría iniciar un ciclo de subidas de tasas en el corto plazo. Chile, por su parte, ha decidido ser más cauteloso tras haber realizado ocho recortes consecutivos de tasas. Las decisiones de política monetaria en el país han diferido de las de Colombia, donde el Banco de la República ha seguido un camino de recortes, ajustando su tasa de referencia a 10.75% en su sexto recorte desde diciembre. La situación en Perú también se asemeja, con un recorte de 25 puntos básicos a una tasa del 5.5%. En México, el Banco de México ha estado dividido sobre la necesidad de recortar las tasas, pero finalmente decidió hacerlo, bajando su tasa de referencia a 10.75%. La gobernadora del banco, Victoria Rodríguez, se mostró optimista, sugiriendo que el reciente repunte de la inflación podría ser transitorio, lo que abriría la puerta a nuevos recortes en el futuro. Sin embargo, la presión sobre las tasas no parece disminuir, especialmente con la Reserva Federal de Estados Unidos proyectando recortes en sus propias tasas. Esto podría generar un efecto dominó en América Latina, ya que seguir el ejemplo de la Fed podría eliminar los diferenciales de tasas que suelen hacer que los mercados emergentes sean atractivos para los inversores, lo que a su vez afectaría negativamente a las divisas locales. A lo largo de 2023, el real brasileño y el peso mexicano han sido dos de las monedas emergentes más afectadas frente al dólar, lo que ha suscitado preocupación entre los inversores. A pesar de algunas señales de recuperación en los mercados, las inquietudes sobre el gasto fiscal y la inestabilidad política en Brasil continúan generando incertidumbre. La salida programada del presidente del Banco Central brasileño, Roberto Campos Neto, ha agregado una capa de nerviosismo en los mercados. Campos Neto ha insistido en que el banco mantendrá su compromiso con la política monetaria, y que está dispuesto a elevar las tasas si la situación lo requiere. Este enfoque de coherencia podría ser crucial para mantener la credibilidad del banco central en un entorno cada vez más desafiante. Las expectativas fluctuantes sobre una posible recesión en Estados Unidos y el impacto de la política monetaria en Japón han complicado aún más el panorama en la región. A pesar de estos desafíos, datos recientes indican que América Latina ha experimentado un notable flujo de entrada de inversores, lo que muestra que, a pesar de la volatilidad, todavía hay interés por parte de los capitales en la región. En resumen, los bancos centrales de América Latina se encuentran en una situación delicada, donde deben equilibrar la necesidad de estimular el crecimiento económico con el imperativo de controlar la inflación y mantener la estabilidad de las divisas. Las decisiones que tomen en los próximos meses tendrán un impacto significativo no solo en la región, sino también en la percepción global de los mercados emergentes como un todo. La capacidad de estos bancos para navegar en este entorno complejo será fundamental para preservar la confianza de los inversores y asegurar la salud económica a largo plazo de América Latina.