México y Estados Unidos: disputa por el maíz amarillo sin resolver

En una reciente transacción comercial, exportadores estadounidenses han vendido un total de 133,000 toneladas de maíz a México, uno de los principales compradores de este cereal proveniente de Estados Unidos, según lo reportado por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA). Estas cifras se refieren a un acuerdo para la entrega del maíz durante la campaña 2024/2025, lo que evidencia la continuidad en las relaciones comerciales entre ambos países en este sector. México se posiciona como un importador clave de maíz amarillo transgénico procedente de Estados Unidos, con una cifra que asciende a cerca de 6,000 millones de dólares en adquisiciones anuales. Este intercambio comercial ha sido parte fundamental en la dinámica económica entre ambas naciones y ha contribuido al abastecimiento de insumos para la producción de alimentos en México. A pesar de la importancia de estas transacciones, el panorama político en México ha presentado cambios en cuanto a las políticas respecto a la producción y consumo de maíz amarillo. El nuevo gobierno mexicano ha expresado su decisión de abandonar la búsqueda de la autosuficiencia en la producción de este grano, optando por mantener las importaciones como parte de su estrategia alimentaria y económica. En paralelo a estas decisiones, México y Estados Unidos se encuentran inmersos en una disputa comercial referente al comercio de maíz, la cual está siendo evaluada en un panel de solución de controversias del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC). Se espera que esta controversia sea resuelta en el último trimestre del año, ante las diferencias surgidas a raíz de un decreto emitido en 2023 por México. Dicho decreto prohíbe el uso de maíz amarillo transgénico para "consumo humano", restringiendo su aplicación en productos como harina y masa para tortillas, elementos fundamentales en la dieta mexicana. Esta medida ha generado tensiones, ya que Estados Unidos argumenta que esta prohibición carece de fundamentos científicos y viola los compromisos establecidos en el TMEC, mientras que México sostiene que no afecta las importaciones de maíz. Es importante destacar que el decreto mexicano permite el uso de maíz amarillo transgénico como alimento para ganado y con fines industriales, lo que ha permitido mantener el flujo de importaciones de este grano desde Estados Unidos hacia México, especialmente en el sector pecuario y en la industria. Esta flexibilidad en el uso del maíz amarillo transgénico ha sido clave para mantener la cooperación comercial entre ambas naciones, a pesar de las diferencias surgidas en torno a su consumo directo. En este contexto, queda en evidencia la complejidad de las relaciones comerciales entre México y Estados Unidos en el sector del maíz, donde se entrelazan intereses económicos, políticos y de soberanía alimentaria. La resolución de esta disputa, que se espera para finales de año, será crucial para definir el rumbo de este intercambio comercial y para mantener la estabilidad en un mercado que ha sido fundamental para ambas economías.