Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El Perú no es un país pobre en recursos, pero sí en la forma en que se gestionan y distribuyen esos recursos. A pesar de la riqueza cultural, diversidad y emprendimiento de su población, la pobreza monetaria y la vulnerabilidad económica afectan a más de la mitad de los peruanos. Sin embargo, existen sectores en los que se evidencia un potencial importante para el desarrollo económico y social del país, como es el caso de la construcción informal de viviendas. Según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la construcción informal de viviendas mueve anualmente cerca de S/25.000 millones de manera directa, lo que equivale al 10% del presupuesto público aprobado para el 2024. Este sector representa un gran motor económico, que involucra a una parte significativa de la Población Económicamente Activa (PEA) y contribuye en gran medida a la productividad laboral de la economía peruana. A pesar de la importancia de este sector, existen desafíos en cuanto a la accesibilidad a créditos para vivienda, especialmente fuera de Lima y el Callao. Los programas de vivienda social no están llegando de manera efectiva a la mayoría de las familias, lo que las obliga a recurrir al mercado informal. Esta situación fue discutida en un encuentro organizado por ONU-Habitat y Grade, donde se destacó la necesidad de trabajar en la inclusión financiera, mejorar la planificación urbana y fortalecer la descentralización del Estado. Uno de los principales obstáculos identificados es la falta de liderazgo y enfoque integral en instituciones clave como el Ministerio de Vivienda y el Ministerio de Economía. Mientras el primero se ve limitado por una estructura organizativa que no aborda de manera integral el problema de la vivienda, el segundo mantiene una visión eficientista de la inversión, sin considerar el impacto económico y social de reducir la brecha habitacional. Es crucial cambiar estos enfoques para mejorar la calidad de las inversiones y promover políticas que fomenten el desarrollo urbano sostenible y la inclusión financiera. La colaboración entre el sector público y privado es fundamental para impulsar proyectos innovadores que aprovechen el potencial económico de la población y mejoren las condiciones de vida de los peruanos. En resumen, el Perú no es un país pobre en recursos, sino en la forma en que se gestionan y distribuyen esos recursos. Existe un potencial importante en sectores como la construcción informal de viviendas, que pueden ser clave para el desarrollo económico y social del país. Sin embargo, es necesario un cambio de enfoque y una mayor coordinación entre las instituciones para canalizar de manera más efectiva los esfuerzos en la construcción de ciudades y viviendas dignas y seguras para todos los peruanos. #GanamosTodos.