Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
México y la sombra de una historia perdida ¿Cómo sería México si Estados Unidos no se hubiera apropiado de más de la mitad de su territorio en el siglo XIX? ¿Qué tanto puede explicarse la condición económica actual de México por cuenta de esa tragedia nacional de hace más de siglo y medio? Estas preguntas nos llevan a reflexionar sobre un escenario alterno en el que México conservara California, Texas y otros territorios que cedió a la expansión estadounidense en el siglo XIX. Lo que México perdió en el siglo XIX se ha convertido en un emporio de riqueza que deslumbra al mundo. California, apodada el "estado dorado", es el símbolo del optimismo económico estadounidense, siendo el estado más innovador y próspero. Por su parte, Texas se ha consolidado como una megapotencia económica en la industria energética, con un PIB mayor que el de todo México. Al sumar el PIB actual de California y Texas al de México, la economía mexicana alcanzaría los US$5 billones anuales, situándose como la tercera mayor economía mundial. Sin embargo, ¿habrían California y Texas alcanzado tal prosperidad de haber seguido siendo parte de México? Algunos argumentan que el desarrollo económico de estos territorios se vio potenciado al ser parte de Estados Unidos. Expertos como Sandra Kuntz Ficker señalan que en el siglo XIX México era pobre y escasamente poblado, incapaz de integrar esos territorios de manera efectiva. Además, las leyes que imponían el catolicismo como religión oficial habrían dificultado la colonización por parte de colonos protestantes. Incluso si México hubiera conservado esas tierras, ¿habría podido explotar y desarrollar sus recursos de manera eficiente? Por otro lado, académicos como Carlos Marichal plantean que si México hubiera conservado California, habría podido beneficiarse del auge del oro que impulsó el desarrollo temprano de la región. Se especula también sobre una migración masiva hacia el norte de México, así como posibles acuerdos de venta de tierras a colonos interesados en expandirse hacia el oeste. La historia contrafactual nos invita a imaginar un México con un desarrollo económico distinto de no haber perdido su gran Norte en el siglo XIX. Sin embargo, la realidad nos muestra a una nación que convive con la complejidad de tener como vecinas tierras que fueron suyas, pero que alcanzaron su potencial económico después de haber sido incorporadas por Estados Unidos. La historia de México en el siglo XIX estuvo marcada por una situación difícil, donde la pobreza y la incapacidad estatal se vieron enfrentadas a la expansión de una potencia emergente. A pesar de las especulaciones sobre el potencial económico perdido, México debe lidiar con una realidad en la que la sombra de una historia alterna se proyecta sobre su presente. En última instancia, la historia nos recuerda que las decisiones del pasado moldean el presente y el futuro de las naciones. México, con su rica herencia cultural y geográfica, sigue enfrentando desafíos y oportunidades en un mundo cambiante. La reflexión sobre su historia perdida nos invita a cuestionar el rumbo de su desarrollo económico y social, en un constante diálogo con su pasado y su identidad en evolución.