Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
En el bullicioso corazón de Manhattan, donde el horizonte a menudo eclipsa las realidades más mundanas de la vida en apartamentos, ha surgido un problema peculiar pero urgente entre los residentes de un edificio cooperativo. La instalación de HVAC de un inquilino se ha convertido inadvertidamente en una molestia pública, causando un gran malestar a un vecino tres pisos abajo. Esta situación plantea preguntas cruciales sobre la responsabilidad y las complejidades de la gobernanza de los cooperativos. Para los residentes de edificios cooperativos, la relación entre los accionistas puede ser tan intrincada como las estructuras mismas. En este caso, un accionista instaló unidades de HVAC con tubos de drenaje que atraviesan la pared exterior, lo que provoca la descarga periódica de agua en un patio privado del jardín abajo. El residente afectado ha hecho numerosos intentos para abordar la situación, desde expresar sus preocupaciones al presidente de la junta durante la fase de instalación, hasta presentar quejas por escrito y solicitar la ayuda de servicios municipales como el 311. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, la junta cooperativa ha permanecido en silencio, dejando al residente frustrado y abandonado. El panorama legal para tales disputas es desalentador. Según expertos en derecho inmobiliario, iniciar una demanda contra una junta cooperativa puede ser una batalla cuesta arriba. La junta opera bajo la protección de la regla de juicio empresarial, que aísla sus decisiones del escrutinio legal a menos que se demuestre que fueron tomadas de mala fe o en contra de la ley. Este escudo legal hace que sea difícil para los residentes responsabilizar a las juntas por decisiones que pueden conducir a condiciones de vida desfavorables. Antes de escalar el asunto a un terreno legal, los defensores sugieren un enfoque más amistoso. Documentar el problema a través de fotografías y evidencia en video es crucial, ya que proporciona un registro claro de las molestias causadas por el sistema de HVAC. Un diálogo amistoso con el vecino también puede ser beneficioso. Los expertos recomiendan iniciar la conversación de una manera no confrontativa, tal vez con un pequeño regalo, como galletas o una botella de vino, para ayudar a aliviar cualquier tensión. Tina Larsson, consultora especializada en edificios de condominios y cooperativas, enfatiza la importancia de acercarse al vecino con empatía. Ella aconseja comenzar la conversación reconociendo la posible falta de conciencia del vecino sobre el impacto que su sistema de HVAC está causando, estableciendo un tono constructivo. Si estos esfuerzos amistosos resultan infructuosos, el recurso legal sigue siendo una opción; sin embargo, es costoso y complejo. Los residentes pueden considerar contratar a un abogado para redactar una carta formal al vecino, detallando los problemas y exigiendo una resolución. Esta carta puede servir como un llamado de atención, lo que podría impulsar al vecino a tomar medidas o incluso involucrar su seguro de hogar para aliviar la carga financiera de las reparaciones. En el mundo de la vida cooperativa, es esencial que los residentes entiendan sus derechos y responsabilidades, pero igualmente importante es la necesidad de una comunicación abierta y cooperación entre vecinos. Si bien la acción legal puede acechar en el fondo, la esperanza es que a través del diálogo y la comprensión mutua, conflictos como estos puedan resolverse sin necesidad de litigios, preservando el espíritu de comunidad que define la vida cooperativa en la ciudad.