Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
El Producto Bruto Interno (PBI) de Estados Unidos tuvo un crecimiento menor al esperado en el primer trimestre del año, según información proporcionada por el Departamento de Comercio. El PBI registró un aumento del 1.3%, tres décimas menos de lo calculado inicialmente, lo que ha llevado a una tasa anualizada del 4.3%. Este dato representa una desaceleración en la actividad económica comparado con el último trimestre del año anterior, cuando se había registrado un crecimiento del 3.4%. El primer ajuste en los cálculos del PBI revela que la economía estadounidense experimentó una ralentización en el periodo de enero a marzo, a pesar de mantenerse en línea con las expectativas del consenso de analistas. A pesar de este descenso en la tasa de crecimiento, se destaca que la economía de Estados Unidos se mantiene sólida en comparación con la situación económica global actual. El gasto de los consumidores, que es un motor importante del crecimiento económico en el país, mostró un avance del 2% en el primer trimestre, luego de un incremento del 3.3% en el trimestre anterior. Este comportamiento en el gasto de los consumidores ha sido contrarrestado parcialmente por revisiones a la baja en otros aspectos como la inversión en inventarios privados y el gasto del gobierno federal, aunque se han observado revisiones al alza en otras áreas como la inversión no residencial fija y las exportaciones. Durante el año 2023, la economía estadounidense logró cerrar con una expansión promedio del PBI del 3.1%, lo que disipó los temores de una recesión tras los impactos de la pandemia de covid-19. A pesar de este crecimiento, la Reserva Federal (Fed) ha tenido que endurecer su política monetaria para contener la inflación, manteniendo las tasas de interés en un rango del 5.25% al 5.5%, su nivel más alto desde 2001. En un contexto donde las perspectivas sobre la actividad económica en Estados Unidos se han vuelto "algo más pesimistas", la Fed ha observado un aumento en la incertidumbre y los riesgos a la baja. Además, la tasa de inflación en el país se ubica en un 3.4%, todavía por encima del objetivo del 2%, lo que podría complicar las decisiones de política monetaria en el futuro. La inflación subyacente, que es un indicador clave para la Fed, ha mostrado una ligera disminución interanual, pero aún se sitúa en un 3.6%. Este escenario de un crecimiento económico más débil de lo esperado junto con una inflación persistente plantea desafíos para la política monetaria en Estados Unidos. Además, en un año electoral, el desempeño económico tiene un peso significativo para el gobierno del presidente Joe Biden, quien se encuentra rezagado en las encuestas en comparación con su predecesor, el republicano Donald Trump, en estados clave. La evolución de la economía en los próximos trimestres será crucial para determinar el rumbo de las políticas económicas y su impacto en la carrera electoral.