
Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.




A medida que el reloj cuenta los momentos para una posible erupción volcánica, los residentes de Anchorage, Alaska, no están tomando riesgos mientras se preparan para lo que pueda venir del Monte Spurr, ubicado a solo 81 millas de la ciudad. El volcán de 11,000 pies de altura ha mostrado signos crecientes de actividad, y los expertos advierten que una erupción explosiva podría ocurrir en cuestión de semanas. El Observatorio de Volcanes de Alaska (AVO) ha informado sobre una actividad sísmica aumentada, con la frecuencia de terremotos alrededor del Monte Spurr disparándose de un promedio de 30 por semana a 125 en las últimas semanas. Además de los temblores, el volcán también ha estado liberando niveles elevados de gases, lo que aumenta aún más las preocupaciones entre científicos y residentes. “La inestabilidad continúa en el volcán Monte Spurr”, afirmaron los expertos del AVO en una reciente actualización, indicando que están monitoreando de cerca la situación en busca de signos de una erupción inminente. En respuesta a estas advertencias, los residentes de Anchorage se han movilizado, abasteciéndose de suministros esenciales. Muchos están comprando mascarillas N95, gafas de protección y equipo de seguridad no solo para ellos, sino también para sus mascotas, anticipando una lluvia de ceniza volcánica que podría alcanzar hasta 50,000 pies. Los riesgos para la salud asociados con las nubes de ceniza—irritación de los ojos, la nariz y la garganta, así como complicaciones más severas para personas con problemas respiratorios—han impulsado medidas proactivas por parte de los lugareños. Las plataformas de redes sociales están llenas de fotos de mascotas adornadas con gafas de protección. Una residente, Angela Łot'oydaatlno Gonzalez, publicó un video mostrando a sus perros con gafas, relatando sus esfuerzos para prepararse para la posible erupción. “Tenemos que conseguirles protección para los oídos a continuación”, bromeó, destacando el compromiso de la comunidad para garantizar la seguridad de sus miembros de cuatro patas. La tienda local de mascotas, AK Bark, ha visto un aumento en la demanda de equipo protector para perros, con el propietario, Mark Robokoff, informando que vendió más de 500 pares de gafas para perros en solo un mes. La tienda espera un envío de respiradores para perros pronto, que ya han sido vendidos en grandes cantidades, reflejando aún más la urgencia de la comunidad. Para ayudar a los residentes, las autoridades de Anchorage han elevado el nivel de planificación de emergencia a Nivel 2, lo que mejorará la comunicación pública sobre la amenaza y las medidas de seguridad. Las recomendaciones incluyen mantener a las mascotas dentro de casa, asegurarse de tener suficiente comida y medicación para dos semanas, y limpiar la ceniza del pelaje de las mascotas si deben salir. Los residentes locales están recibiendo orientación y tranquilidad mientras la ciudad se prepara para posibles escenarios. Históricamente, el Monte Spurr ha sido una fuerza impredecible; su última erupción significativa en 1992 cubrió Anchorage con hasta un octavo de pulgada de ceniza, causando muchas interrupciones, incluida el cierre temporal del aeropuerto. Con la posibilidad de una repetición de tal evento en el horizonte, tanto los funcionarios de la ciudad como los científicos se mantienen vigilantes. Los científicos han señalado que la última erupción del cráter de la cima del Monte Spurr fue hace aproximadamente 5,000 años, mientras que su ventila lateral, Crater Peak, erupcionó más recientemente en 1992. Los expertos predicen que, si ocurriera una erupción, probablemente sería similar a los eventos de hace tres décadas, con posibles consecuencias que podrían afectar los viajes aéreos, la salud pública y la infraestructura. A medida que la comunidad continúa preparándose para lo que podría venir, el espíritu de resiliencia es palpable entre los residentes de Anchorage. Con una mezcla de ansiedad y determinación, están convirtiendo la preparación en un esfuerzo comunitario, mostrando cómo los vecinos pueden unirse para enfrentar las incertidumbres que la naturaleza les presenta. Si las próximas semanas traerán o no una erupción aún está por verse, pero una cosa es clara: Anchorage está lista para responder a cualquier desafío que se presente.