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Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
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La inteligencia artificial (IA) está transformando de manera significativa el sector de seguros, similar a como lo ha hecho en otras industrias. Con la creciente presión para optimizar procesos y mejorar la eficiencia, las corredurías han adoptado esta tecnología como una herramienta clave para ofrecer soluciones más rápidas y satisfactorias a los clientes. Sin embargo, surge una pregunta crucial: ¿puede la IA reemplazar al factor humano en la atención personalizada y en la creación de productos adaptados a las necesidades reales de los consumidores? Desde sus inicios, uno de los mayores desafíos para la industria aseguradora ha sido la adaptación de sus productos a las especificidades de cada cliente. Durante mucho tiempo, las pólizas se basaban en modelos estandarizados, lo que a menudo resultaba en coberturas inadecuadas. Era un privilegio de las grandes empresas contar con una atención más cercana, pero la llegada de las corredurías ha cambiado ese panorama, enfocándose en las necesidades del consumidor final. Esta especialización ha permitido una mayor personalización, un aspecto fundamental para ofrecer soluciones efectivas que realmente atiendan las necesidades de los clientes. La incorporación de la IA ha llevado esta personalización a un nuevo nivel. Gracias al análisis de grandes volúmenes de datos, los algoritmos ahora tienen la capacidad de predecir comportamientos, evaluar riesgos y proponer coberturas personalizadas de manera casi instantánea. Un claro ejemplo se observa en el uso de dispositivos IoT, que permiten monitorear la conducción y ajustar las primas en función del comportamiento al volante. Asimismo, el análisis predictivo se utiliza para diseñar pólizas de salud que consideran hábitos de vida y factores de riesgo individuales, un avance que beneficia tanto a las corredurías como a los clientes. No obstante, a pesar de los avances tecnológicos, la realidad es que la tecnología por sí sola no es suficiente. La personalización en el sector asegurador no solo se basa en datos y algoritmos, sino que también requiere un componente emocional que la tecnología no puede replicar completamente. Los clientes buscan más que una póliza adaptada; necesitan confianza, asesoramiento y, sobre todo, una conexión humana que les haga sentir comprendidos en sus situaciones particulares. Este es el punto donde el papel del equipo humano se vuelve insustituible. Los mediadores de seguros no solo simplifican las complejas condiciones de las pólizas, sino que también ofrecen asesoría en momentos críticos, como un siniestro o la pérdida de un ser querido. En situaciones de alta carga emocional, la interacción humana es fundamental para brindar el apoyo necesario. Además, diversas encuestas indican que, a pesar de la creciente digitalización, la mayoría de los consumidores prefiere hablar con un profesional antes de tomar decisiones en seguros, especialmente en productos complejos como los de vida o salud. Mirando hacia el futuro, un enfoque híbrido parece ser el camino más viable. La combinación de tecnología y atención personalizada se perfila como la clave para una experiencia de cliente óptima. La IA puede encargarse de tareas repetitivas y del análisis de datos en tiempo real, liberando a los corredores para que se concentren en lo que realmente importa: comprender las necesidades específicas de cada cliente y proporcionar un asesoramiento cercano y empático. Aquellas corredurías que logren integrar la IA sin perder de vista el valor de la relación humana serán las que se diferencien en un mercado cada vez más competitivo. La tecnología debe ser vista como una aliada, no como una sustituta del talento humano. En un mundo donde la interacción digital se ha vuelto predominante, las empresas que preserven el contacto humano en el ámbito de los seguros podrán construir relaciones más sólidas y duraderas con sus clientes. A medida que la IA continúa evolucionando, es imperativo que la industria aseguradora encuentre el equilibrio adecuado entre la innovación tecnológica y la atención personalizada. La combinación de ambos elementos no solo mejorará la eficiencia operativa, sino que también enriquecerá la experiencia del cliente, creando un entorno donde la confianza y la empatía prevalezcan. Así, el futuro de los seguros no será un mundo dominado por máquinas, sino uno en el que la tecnología y el ser humano coexistan para ofrecer soluciones más efectivas y satisfactorias.