Fabián Pérez: de huérfano a retratista de celebridades, una historia de éxito

Fabián Pérez es un nombre que resuena en el mundo del arte contemporáneo, no solo por su inconfundible estilo Neo-Emocionalismo, sino por su historia de vida que inspira y toca el corazón. Nacido en la ciudad bonaerense de Campana, este artista de 57 años ha recorrido un camino lleno de desafíos, desde su infancia como huérfano hasta convertirse en retratista de algunas de las personalidades más influyentes del planeta. Su vida en Los Ángeles, donde reside desde hace casi tres décadas, ha sido un viaje extraordinario que refleja la resiliencia y la pasión que lo caracterizan. El inicio de su travesía no fue sencillo. Fabián tuvo que dejar atrás su sueño de convertirse en futbolista profesional y, después de un breve paso por Italia, llegó a Estados Unidos en busca de nuevas oportunidades. "Conquistar Los Ángeles fue un hecho importante en mi vida", comparte. En este escenario, ha logrado no solo sobrevivir, sino realmente florecer en un mundo altamente competitivo, donde el arte se encuentra en constante evolución y donde las dificultades son casi una regla. Su carrera despegó con la creación de "Leyendas Vivientes", una colección de retratos que inmortaliza a celebridades contemporáneas. Entre sus admiradores se encuentran figuras como Diego Maradona, Al Pacino y, más recientemente, Emiliano Martínez, el arquero de la selección argentina. La conexión con Martínez fue facilitada por el futbolista Sergio "Kun" Agüero, lo que demuestra la red de relaciones que Fabián ha cultivado a lo largo de los años. El encuentro con el Papa Francisco en 2016 marcó un hito en su carrera. Tras entregarle un retrato, el Papa expresó su admiración por su trabajo y lo incluyó en su colección privada. "Recuerdo que le dije que había pintado lo que él emana desde la luz", relata Fabián, quien destaca la humildad y cercanía de Francisco, una figura que continúa siendo relevante y admirada globalmente. Con una mente creativa incesante, Fabián está actualmente proyectando su próximo trabajo sobre Elon Musk, un personaje que considera esencial en el mundo moderno. "Es un genio que no se rinde nunca", dice, reflejando su admiración por la innovación y tenacidad del magnate. Además, confiesa que uno de sus mayores deseos es poder retratar a Lionel Messi, un ícono no solo en el fútbol, sino también en la vida de sus hijos. "Espero conocerlo no solo por mí, sino también por ellos, que lo idolatran", añade con un brillo en los ojos. El camino de Pérez hacia el éxito no ha estado exento de dificultades. Sin embargo, su perseverancia y talento lo llevaron a hacerse un nombre en el mundo del arte, especialmente tras su participación en la New York Expo en el año 2000. A pesar de tener un espacio pequeño y poco destacado, su arte llamó la atención de coleccionistas y galeristas, un momento que marcó el comienzo de su consolidación. Además de su faceta artística, Fabián Pérez se compromete con diversas causas benéficas. Su participación en eventos organizados por Arnold Schwarzenegger demuestra su deseo de retribuir a la sociedad. "La recaudación sirve para ayudar a muchos chicos de bajos recursos que pueden aprender oficios y mantenerse ocupados", explica. La generosidad del artista se evidencia en su disposición para donar obras que se subastan para recaudar fondos. A lo largo de su carrera, ha logrado mantener su esencia y conexión con su país natal. "Nunca imaginé vivir de la pintura", dice, reflexionando sobre su trayectoria. A través de su estilo Neo-Emocionalismo, busca inspirar a otros a encontrar su propio camino en el arte, un deseo que se vuelve más profundo a medida que avanza en su vida y carrera. Fabián Pérez es, sin lugar a dudas, un ejemplo de cómo la adversidad puede ser transformada en éxito. Su historia es un recordatorio de que la pasión, la dedicación y la voluntad de superarse pueden llevar a cualquier persona a cumplir sus sueños, sin importar las circunstancias de su origen. A sus 57 años, siente que ha logrado casi todos sus anhelos, y su deseo de seguir contribuyendo al mundo del arte y a la sociedad es una prueba más de su grandeza como ser humano.