Aumento del 83% en infecciones por VIH en Puebla plantea preocupación urgente

En el último año, el estado de Puebla ha enfrentado un alarmante incremento en los casos nuevos de infección por VIH, con un aumento del 83% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Según datos del Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/SIDA (Censida), se registraron un total de 326 nuevos casos de enero a septiembre de 2023, en contraste con los 178 casos reportados en el mismo periodo del año pasado. Esta situación no solo plantea un desafío para la salud pública en la entidad, sino que también resalta la necesidad de implementar medidas más efectivas de prevención y tratamiento. De los nuevos casos, se informa que 47 son menores de 14 años, quienes también reciben tratamiento. Este dato sugiere que la transmisión del virus no solo se limita a la población adulta, sino que también afecta a los más jóvenes, lo que podría tener repercusiones a largo plazo en la salud pública. La atención a estos pacientes es crucial, ya que su diagnóstico y tratamiento oportuno pueden marcar la diferencia en su calidad de vida y en la propagación del virus. A nivel estatal, actualmente hay 5,983 pacientes que reciben Terapia Antirretroviral (TAR) en Puebla. De ellos, 4,466 son hombres y 964 son mujeres. Esta disparidad de género en la atención refleja patrones de comportamiento que podrían estar influyendo en la propagación del virus. Además, un grupo de 1,287 pacientes entre 15 y 29 años también está recibiendo tratamiento, lo que demuestra que los jóvenes son una población significativa en el panorama del VIH en el estado. Uno de los datos más preocupantes a nivel nacional es el diagnóstico tardío de la enfermedad. Se estima que el 40% de las personas que portan el virus ya han desarrollado el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) al momento de ser diagnosticados. Este retraso en la atención puede atribuirse a la falta de conciencia sobre el VIH y sus síntomas, así como a la estigmatización que enfrentan los portadores del virus. La situación en Puebla refleja esta tendencia nacional y subraya la urgencia de una mayor educación y concientización sobre la enfermedad. La Secretaría de Salud de Puebla ha destacado que las trabajadoras sexuales son un grupo clave en la prevención del VIH. Según la extitular Araceli Soria Córdoba, estas mujeres son conscientes de los riesgos que enfrentan y, por ende, tienden a tomar medidas para protegerse. Sin embargo, se carece de estadísticas oficiales sobre la cantidad de trabajadoras sexuales en la entidad, lo que dificulta la implementación de políticas adecuadas para su atención y prevención. La Secretaría ha puesto en marcha campañas de concientización sobre el uso del condón y jornadas gratuitas de detección del VIH. Hasta la fecha, se han distribuido más de 2 millones de condones y se han realizado más de 40,000 pruebas de detección dirigidas a poblaciones clave, incluyendo migrantes, adolescentes, y usuarios de drogas inyectables, entre otros. Estas iniciativas son fundamentales para reducir la transmisión del virus y mejorar la salud de la población en general. Es importante señalar que, a pesar del aumento en los casos de VIH, la Secretaría de Salud ha asegurado que no ha habido desabasto de medicamentos para los pacientes. Esto es un punto a favor, ya que garantiza que quienes necesitan tratamiento puedan acceder a él sin interrupciones. La continuidad del tratamiento es esencial para controlar la carga viral y prevenir la transmisión del virus a otras personas. La atención en los Servicios de Atención Integral Hospitalaria (SAIH) de Zacatlán y Tehuacán ha beneficiado a 800 personas, mientras que el Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención del SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual (CAPASITS) de Puebla ha atendido a más de 5,000 personas. Estos centros son cruciales en la lucha contra el VIH, ya que ofrecen servicios médicos integrales y apoyo a los pacientes. La creciente tasa de nuevas infecciones por VIH en Puebla revela una problemática que no puede ser ignorada. La combinación de falta de información, estigmatización y la necesidad de atención a poblaciones específicas requieren un esfuerzo coordinado entre autoridades sanitarias, organizaciones sociales y la comunidad en general. La prevención y el tratamiento oportuno son elementos clave para cambiar este panorama y asegurar un futuro más saludable para todos. La lucha contra el VIH y otras infecciones de transmisión sexual continúa siendo un desafío significativo que exige una respuesta decidida y efectiva.