Crisis en el sistema de salud mexicana: desidia, negligencia y falta de recursos

Crisis en el sistema de salud mexicana: desidia, negligencia y falta de recursos

El sistema de salud en México enfrenta críticas por su desidia y falta de recursos, generando sufrimiento y desigualdad en el acceso a atención.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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El sistema de salud pública en México ha sido objeto de innumerables críticas y reflexiones, convirtiéndose en un tema candente en la vida cotidiana de millones de ciudadanos. Se ha descrito como una "rueda del infortunio", donde la suerte del paciente puede cambiar radicalmente de un día para otro. Para algunos, el sistema funciona adecuadamente y logran recibir la atención necesaria; para otros, las experiencias son traumáticas y desalentadoras, llevando a situaciones de sufrimiento y, a veces, a la muerte. A pesar de los esfuerzos de personal médico y paramédico, la realidad en muchos hospitales públicos es de desidia y falta de recursos. La escasez de médicos y medicamentos, así como la falta de atención adecuada, son obstáculos que enfrentan diariamente los pacientes. Las historias de quienes han tenido que lidiar con estos problemas son desgarradoras, revelando un panorama que dista mucho de ser el ideal. Un claro ejemplo es el testimonio de un paciente que, tras sufrir una enfermedad grave, pasó 25 días en un hospital donde el trato del personal era indiferente y las condiciones de higiene dejaban mucho que desear. La situación se complica aún más cuando se consideran las largas esperas para consultas y tratamientos. Muchos pacientes pueden pasar meses esperando ser atendidos mientras su condición empeora. La historia de un paciente cuyo padre falleció tras años de atención médica insuficiente es un recordatorio de que el tiempo es un lujo que muchos no pueden permitirse en un sistema donde la burocracia y la falta de atención van de la mano. En contraste, la medicina privada se presenta como una alternativa, pero se ha vuelto cada vez más inaccesible para gran parte de la población. El aumento en los costos de los seguros médicos ha sido alarmante, con incrementos que superan la inflación y limitan el acceso a la salud a quienes más lo necesitan. Esta disparidad crea una situación en la que solo aquellos con recursos pueden acceder a un tratamiento adecuado, mientras que los más vulnerables quedan a merced de un sistema fallido. Casos de negligencia también han salido a la luz, como el de una madre que, tras ingresar al hospital con una urgencia médica, nunca recibió el tratamiento necesario y falleció debido a complicaciones que pudieron haberse evitado. Este tipo de incidentes despierta la indignación y el sentido de impotencia entre los ciudadanos, que se ven obligados a pelear por una atención que debería ser su derecho. A nivel internacional, la falta de inversión en el sector salud es un tema recurrente. Aunque se recomienda que los países inviertan al menos el 6% de su PIB en salud, México destina poco más del 2.5%. Esto se traduce en recortes en presupuestos que afectan la calidad de la atención y los servicios disponibles. El CIEP ha alertado sobre la reducción del presupuesto para hospitales e institutos nacionales, lo que no hace más que agravar la situación actual. Los retos no se limitan al sector público. La regulación en el ámbito de los seguros de salud también ha sido objeto de críticas. Con el poder concentrado en un pequeño número de aseguradoras que controlan el 75% del mercado, muchos pacientes se ven en la necesidad de recurrir a tratamientos costosos que no siempre están cubiertos por sus pólizas. Esta falta de regulación crea un ambiente propicio para el abuso y la explotación de los usuarios, quienes, a menudo, terminan pagando de su propio bolsillo intervenciones que deberían estar cubiertas. A pesar de las críticas y la desilusión que rodean al sistema de salud en México, hay quienes han tenido experiencias positivas. Algunos pacientes han encontrado en el IMSS-Bienestar un acceso a atención de calidad y medicamentos sin costo alguno. Sin embargo, estas experiencias son más la excepción que la regla y no reflejan la realidad de la mayoría de los mexicanos que luchan por acceder a servicios básicos de salud. La situación actual del sistema de salud en México es un reflejo de la complejidad de su funcionamiento y de las múltiples deficiencias que aún persisten. La rueda del infortunio sigue girando, y con ella, las vidas de millones de mexicanos que enfrentan el estrés y la incertidumbre de un sistema que no siempre está a la altura de sus necesidades. La urgencia por reformas profundas y significativas es innegable, así como la necesidad de garantizar que la salud sea un derecho accesible para todos, independientemente de su condición económica. En un país donde la salud debería ser una prioridad, el desafío es encontrar el camino hacia un sistema más justo y equitativo.

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