Estudios revolucionarios revelan que la hibridación con neandertales moldeó la historia de la evolución humana.

Estudios revolucionarios revelan que la hibridación con neandertales moldeó la historia de la evolución humana.

Los estudios revelan que los humanos primitivos y los neandertales se entrecruzaron durante 7,000 años, lo que destaca sus relaciones complejas y su ascendencia compartida.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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En una serie de estudios revolucionarios, los investigadores han iluminado un capítulo crucial en la evolución humana: la hibridación entre los primeros humanos modernos y los neandertales. Estos hallazgos, que profundizan en las complejas relaciones e interacciones entre estos dos grupos, subrayan los destinos entrelazados de nuestros antepasados y sus contemporáneos neandertales. El primer estudio, publicado en la revista *Science*, llevó a cabo un análisis exhaustivo de los genomas de humanos tanto actuales como antiguos, revelando que la hibridación entre neandertales y humanos primitivos abarcó un notable período de 7,000 años, comenzando aproximadamente hace 50,500 años. Esta cronología sugiere que los humanos y los neandertales coexistieron de cerca, participando en encuentros regulares que habrían facilitado la mezcla genética. Los investigadores proponen que estas interacciones probablemente ocurrieron en espacios sociales comunes; imaginen a estos grupos reuniéndose alrededor de abrevaderos, compartiendo recursos y, quizás, formando lazos que trascendían sus diferencias biológicas. Se estima que esta íntima coexistencia contribuyó con genes neandertales a aproximadamente uno de cada veinte ancestros humanos de esa época. Complementariamente, el segundo estudio publicado en la revista *Nature* ofrece una comprensión más profunda de la conexión entre neandertales y humanos al secuenciar los genomas de una familia de hace 45,000 años compuesta por una madre y su hijo. Notablemente, este par exhibió ascendencia neandertal que se puede rastrear hasta unas impresionantes 80 generaciones. Estos hallazgos no solo afirman la persistencia del material genético neandertal en las poblaciones humanas tempranas, sino que también destacan una conexión familiar que complica aún más la narrativa de la evolución humana. Las implicaciones de estos estudios son profundas. Desafían la visión tradicional de los neandertales como una especie separada y menos evolucionada, sugiriendo en cambio que nuestros antepasados humanos tempranos mantenían una relación más dinámica con ellos. Esta mezcla de genes es evidente en los humanos modernos, particularmente en aquellos de ascendencia euroasiática, quienes portan ADN neandertal que influye en varios rasgos, incluida la pigmentación de la piel e incluso los patrones de sueño. A medida que seguimos desentrañando la rica tapicería de la ascendencia humana, estos estudios sirven como un testimonio de la complejidad de nuestros orígenes. Nos recuerdan que la historia de la humanidad no es una de aislamiento, sino más bien una de interconexión, donde los límites entre especies se difuminaron y las interacciones dieron lugar a la diversa población que somos hoy. La exploración continua del ADN antiguo promete arrojar aún más luz sobre estas intrincadas relaciones, enriqueciendo aún más nuestra comprensión de lo que significa ser humano en un mundo que siempre ha estado moldeado por los hilos de nuestro pasado compartido.

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