Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
La última incursión de Donald J. Trump en el mundo de los productos de consumo ha suscitado tanto intriga como controversia, al fusionar el arte del branding político con el comercio minorista. El ex presidente y actual presidente electo lanzó recientemente una línea de perfumes, ingeniosamente llamada "¡Lucha, Lucha, Lucha!", utilizando una oportunidad fotográfica con la Primera Dama Jill Biden para promocionar sus nuevas ofertas. La imagen, que muestra una interacción aparentemente cordial entre Trump y Biden en Notre-Dame, sirvió como telón de fondo para una publicación promocional en redes sociales, donde Trump entusiastamente promocionó sus fragancias como "grandes regalos de Navidad para la familia". En un movimiento típico de su estrategia de branding, Trump capitaliza la atención, vinculando su persona política con productos de consumo cotidianos, incluidos perfumes, zapatillas y hasta tarjetas de intercambio digitales. Su enfoque de marketing es tan directo como audaz, con un lema que sugiere que la fragancia es "¡UNA FRAGANCIA QUE TUS ENEMIGOS NO PUEDEN RESISTIR!" Este tipo de retórica es emblemática de la habilidad de Trump para convertir momentos políticos en oportunidades comerciales, difuminando las líneas entre el gobierno y los negocios. El lanzamiento de la fragancia no es un incidente aislado, sino parte de una tendencia más amplia en las prácticas comerciales de Trump. Si bien anteriormente intentó crear un grado de separación entre su vida política y sus emprendimientos comerciales—particularmente durante su primer mandato—esta vez parece haber pocas barreras percibidas. Con semanas restantes antes de asumir el cargo, Trump parece ansioso por capitalizar el impulso de su éxito electoral, ofreciendo una variedad de productos dirigidos a su base leal. Artículos como zapatillas "Trump Crypto President" de $299 y zapatos "Primera Dama" de $299 están entre los productos comercializados, aunque los detalles sobre su producción y materiales siguen siendo escasos. Los críticos han señalado que, históricamente, muchos de los productos de marca de Trump han sido fabricados en el extranjero, contradiciendo su postura firme sobre los aranceles contra competidores extranjeros. Esta inconsistencia plantea preguntas sobre la integridad de sus prácticas comerciales, especialmente como candidato que a menudo defiende la manufactura estadounidense. En el corazón de esta nueva línea de productos hay un modelo de negocio que permite a Trump recibir regalías de varios fabricantes de productos sin asumir la carga de la producción él mismo. Este modelo, facilitado a través del establecimiento de corporaciones de responsabilidad limitada (LLCs) que protegen las identidades de sus socios comerciales, ha suscitado el escrutinio de los organismos de ética. Jordan Libowitz, vicepresidente de comunicaciones de Citizens for Responsibility and Ethics en Washington, destacó los posibles escollos éticos de este arreglo, sugiriendo que permite influencias financieras no divulgadas que podrían afectar las decisiones políticas de Trump. La rápida introducción de productos antes de asumir el cargo plantea preocupaciones adicionales. La ausencia de transparencia respecto a los orígenes de estos productos y los mecanismos financieros detrás de ellos apunta a un posible desprecio por las normas establecidas sobre la separación de negocios y estado. Libowitz señaló que el entorno que rodea a Trump—particularmente en su finca Mar-a-Lago—podría fomentar relaciones donde las contribuciones financieras a sus productos podrían ser utilizadas para influencias políticas. A medida que la nación mira hacia la próxima presidencia de Trump, las implicaciones de sus esfuerzos empresariales son significativas. Lo que sigue siendo incierto es si este nuevo enfoque comercial se convertirá en un elemento permanente de su administración, transformando momentos políticos significativos en oportunidades de lucro, y cómo eso podría alterar la estructura del gobierno estadounidense.