El camino de Erik Hirschhorn: pasión y desafíos en la dirección cinematográfica

El camino de Erik Hirschhorn: pasión y desafíos en la dirección cinematográfica

Erik Hirschhorn, joven director, enfrenta desafíos en la industria cinematográfica de México, combinando pasión y trabajos comerciales para avanzar.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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La industria cinematográfica siempre ha sido un terreno fértil para los sueños y las aspiraciones, pero también es un campo lleno de obstáculos y realidades económicas complejas. Erik Hirschhorn, un joven director de cine, es un ejemplo vivo de cómo la pasión por el arte puede transformarse en una carrera, aunque el camino esté lleno de desafíos. Desde su infancia, Hirschhorn mostró un profundo interés por las artes, pero fue su experiencia al ver "El Laberinto del Fauno" de Guillermo del Toro lo que encendió en él el deseo de contar historias a través del cine. La travesía de Erik comenzó con la experimentación en su hogar, donde, armado únicamente con la cámara de su computadora, empezó a crear cortometrajes junto a sus amigos. "Grababa cortometrajes con ellos, llenaba mi ropa con cojines y la aventaba por la ventana para simular efectos especiales," recuerda Hirschhorn. Esta creatividad y determinación lo llevaron a formarse en el ArtCenter College of Design en Pasadena y posteriormente a obtener una maestría en Ciencias de Ficción y Entretenimiento en SCI-Arc en Los Ángeles. A los 18 años, ya había realizado su primer cortometraje profesional, "Standpoint", y fundado su propia productora, Staff Only Productions. Sin embargo, el camino hacia el éxito en la dirección cinematográfica no es fácil. Según cifras recientes, hacer una película en México tiene un costo promedio de 8 millones de pesos, un presupuesto que pocas producciones logran alcanzar. En este contexto, un director de cine puede ganar entre 200,000 y 250,000 pesos por proyecto, mientras que los directores independientes, que operan con presupuestos más modestos de aproximadamente 1 millón de pesos, suelen ver una ganancia personal de entre 60,000 y 80,000 pesos. La situación se torna aún más complicada cuando se observa la dinámica de la industria. A menudo, se requieren años de preproducción para asegurar el financiamiento, las locaciones y los equipos necesarios. Por ello, un director de cine en México puede llegar a realizar solo una película al año, mientras que aquellos que trabajan en contenido para plataformas digitales tienen la posibilidad de producir dos o tres proyectos anuales. Este contraste subraya la naturaleza incierta de la carrera, donde los ingresos pueden ser limitados y es común la necesidad de diversificar el trabajo. Erik, enfrentando esta incertidumbre, decidió diversificar sus proyectos al involucrarse en trabajos comerciales y de branding para poder financiar sus propias producciones. "Yo no gano mucho por los proyectos que hago; la mayoría han sido proyectos independientes por los que nadie me paga. Hago otros trabajos en branding o marketing para ahorrar dinero para mis producciones," explica. Este enfoque pragmático le permitió desarrollar su carrera cinematográfica mientras mantenía un flujo de ingresos. A pesar de las dificultades económicas, Hirschhorn destaca que la educación formal, aunque importante, no es la única vía para convertirse en un director de cine. La experiencia práctica y la creatividad son componentes fundamentales de su desarrollo. Desde su juventud, participó activamente en una variedad de actividades artísticas que lo prepararon para los desafíos de la dirección cinematográfica. "Mis juegos siempre tenían que ver con el cine. Crecí con eso y siempre fue parte de mí," afirma. El reconocimiento ha llegado para Hirschhorn, quien ha sido galardonado en varias ocasiones, incluyendo el premio a Mejor Cortometraje en el Idyllwild International Festival of Cinema. Con una base sólida en cortometrajes, sus aspiraciones incluyen la dirección de largometrajes tanto en México como en Estados Unidos, así como la exploración de géneros como musicales y fantasía. Además, no descarta volver a sus raíces en el teatro, uno de sus primeros amores artísticos. A pesar de la pasión y los logros, ser director de cine en México sigue siendo una profesión poco común. Según datos del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), las carreras relacionadas con las artes y el entretenimiento representan una pequeña fracción en comparación con disciplinas más convencionales. Esta realidad podría desanimar a algunos, pero Hirschhorn demuestra que es posible equilibrar un amor por contar historias con la dura realidad de la industria. La historia de Erik Hirschhorn es un testimonio de la perseverancia en el ámbito cinematográfico, un campo donde la creatividad y la pasión son esenciales pero no siempre recompensadas con estabilidad económica. Su experiencia revela que, aunque el camino puede estar plagado de dificultades, para aquellos dispuestos a invertir su tiempo y esfuerzo en su vocación artística, el cine puede ofrecer oportunidades de crecimiento y expresión personal. A medida que sigue avanzando en su carrera, su dedicación y pasión por el cine continúan iluminando un camino que muchos otros podrían desear seguir, mostrando que, en el mundo del cine, la verdadera riqueza reside en la historia que se cuenta.

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