Juan Brignardello Vela
Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.
Más de siete años después de que la tragedia en la Torre Grenfell reclamara la vida de 72 personas, una investigación oficial ha arrojado luz sobre la serie de fallos que condujeron a este devastador evento. El informe tan esperado, publicado el miércoles, destaca un preocupante mosaico de medidas de recorte de costos, deshonestidad sistemática, fallos regulatorios y una falta de rendición de cuentas que, en conjunto, prepararon el escenario para el infierno que consumió la torre residencial de 24 pisos. El presidente de la investigación, Martin Moore-Bick, afirmó de manera contundente: "La simple verdad es que las muertes que ocurrieron eran todas evitables". El informe revela que el camino hacia el desastre estuvo pavimentado con decisiones que priorizaron el ahorro financiero sobre la seguridad de los residentes, que eran principalmente inquilinos de vivienda pública. La rehabilitación de la Torre Grenfell en 2015, que pretendía mejorar la apariencia del edificio y su eficiencia energética, se convirtió en un estudio de caso de negligencia cuando se descubrió que los materiales utilizados—revestimiento combustible y aislamiento—fueron directamente responsables de la rápida propagación del fuego. A pesar de estar prohibidos en numerosos países, estos materiales fueron seleccionados debido a una presión por parte de la administración del edificio y las autoridades locales para mantener bajos los costos de la rehabilitación. La investigación detalla el asombroso grado de "deshonestidad sistemática" entre las empresas involucradas en el proyecto. Actores clave como Arconic, el fabricante de los paneles compuestos de aluminio, y Celotex, que produjo el aislamiento de espuma, fueron encontrados involucrados en prácticas engañosas que tergiversaron la seguridad de sus productos. Arconic, que tenía conocimiento de las pruebas de seguridad deficientes de sus paneles desde 2005, explotó vacíos legales, mientras que Celotex fue hallado engañando a los clientes sobre la idoneidad de su aislamiento para edificios de gran altura. Kingspan, otro proveedor de aislamiento, también fue citado por crear un entorno de mercado engañoso en torno a sus productos. La supervisión regulatoria, o la falta de esta, jugó un papel crítico en la tragedia de Grenfell. El informe subraya que el gobierno británico había estado al tanto de los peligros que representaba el revestimiento combustible durante décadas, con advertencias que datan de 1992. Sin embargo, el Departamento de Comunidades y Gobierno Local no tomó las acciones necesarias ni hizo cumplir las regulaciones de seguridad, incluso después de que múltiples incidentes resaltaran los riesgos. Las iniciativas de desregulación del gobierno agravaron aún más el problema, eliminando estándares de seguridad esenciales y socavando la seguridad pública en favor de consideraciones económicas. Si bien el informe pinta un cuadro condenatorio de negligencia y mala gestión, también señala las insuficiencias de la respuesta del Cuerpo de Bomberos de Londres. Se criticó su falta de preparación para un incendio de tal magnitud en un edificio de gran altura, lo que plantea más preguntas sobre los protocolos de emergencia y la formación del personal de bomberos. Las conclusiones de la investigación destacaron el papel de la Organización de Gestión de Inquilinos, que, encargada de la responsabilidad de gestionar la Torre Grenfell, mostró un preocupante desinterés hacia sus inquilinos. La falta de atención de la organización a las advertencias de seguridad contra incendios y las deficiencias de su evaluador de seguridad contra incendios, que tergiversó sus cualificaciones, comprometieron gravemente la seguridad de los residentes. A raíz del informe, el primer ministro Keir Starmer extendió una disculpa en nombre del estado británico a las familias en duelo y a los sobrevivientes de la tragedia, enfatizando un compromiso para priorizar la seguridad en los edificios en el futuro. Sin embargo, a pesar de la claridad de los hallazgos, la falta de responsabilidad penal de la investigación plantea preocupaciones sobre una cultura sistémica de impunidad que permitió que se produjeran tales fallos monumentales en primer lugar. A medida que las sombras de la Torre Grenfell perduran en la memoria de los afectados, este informe sirve como un recordatorio crucial de la importancia de la rendición de cuentas, la transparencia y, en última instancia, la seguridad de todos los residentes. Las lecciones aprendidas, si se toman en cuenta, podrían potencialmente salvar vidas en el futuro, pero el camino hacia un cambio significativo sigue estando lleno de obstáculos.