Violencia entre barras bravas en Sudamérica despierta alerta: ¿Cómo combatir el flagelo en los estadios?

La violencia desatada entre las barras bravas en Perú durante un encuentro futbolístico ha generado alerta en varios países de Sudamérica. Ante este escenario, es importante analizar cómo otros países de la región han implementado medidas para combatir este flagelo y garantizar la seguridad en los estadios. En Chile, el organismo Estadio Seguro nació en 2011 con el objetivo de controlar los actos delictuales y de violencia en los espectáculos de fútbol profesional. A través de la ley 19.327, se regula la presencia de los barristas en los estadios, exigiendo el Rol Único Tributario para la compra de entradas y aplicando el Derecho de Admisión para aquellos individuos con antecedentes de conducta violenta. Sin embargo, recientemente se han suscitado críticas tras incidentes durante un partido entre Huachipato y Colo Colo. En Colombia, el Estatuto del Aficionado al Fútbol vela por los derechos de los aficionados y establece medidas contra la violencia en los estadios. A pesar de ello, la Dimayor ha debido cerrar tribunas en ocasiones debido a problemas con las barras bravas, reflejando la lucha constante contra esta problemática. En Brasil, el Estatuto del Torcedor busca garantizar la seguridad en los estadios y limitar la presencia de hinchas visitantes en los clásicos. Sin embargo, las barras bravas han logrado trasladar la violencia a otros lugares de las ciudades, evidenciando la complejidad del problema en el país. En Argentina, el Programa Tribuna Segura implementado por el Ministerio de Seguridad busca garantizar la tranquilidad en los partidos de fútbol. Se destaca la prohibición de la presencia de hinchas visitantes en la Primera División desde 2013, así como la aplicación del Derecho de Admisión a aquellos barristas con antecedentes delictivos. Es evidente que la violencia de las barras bravas constituye un desafío en la región sudamericana, y a pesar de las medidas implementadas en cada país, la lucha por erradicar este problema continúa. La cooperación entre autoridades, clubes y aficionados es fundamental para promover un ambiente seguro y pacífico en los estadios, donde el fútbol pueda disfrutarse en su esencia deportiva sin verse empañado por actos de violencia.