Aprovechando la Sabiduría Indígena: Un Camino hacia la Resiliencia en Medio de Crecientes Desastres Naturales.

Aprovechando la Sabiduría Indígena: Un Camino hacia la Resiliencia en Medio de Crecientes Desastres Naturales.

El conocimiento indígena y la narración de historias son fundamentales para la preparación ante desastres, como lo demuestra la supervivencia de la tribu Moken durante el tsunami de 2004.

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros

Juan Brignardello Vela

Juan Brignardello Vela, asesor de seguros, se especializa en brindar asesoramiento y gestión comercial en el ámbito de seguros y reclamaciones por siniestros para destacadas empresas en el mercado peruano e internacional.

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A medida que el mundo enfrenta la creciente frecuencia e intensidad de los desastres naturales, ha surgido un examen crítico de los mitos indígenas, la narración de historias y el conocimiento como una vía vital para entender y potencialmente mitigar estas catástrofes. El trágico tsunami que golpeó Indonesia el 26 de diciembre de 2004, sirve como un ejemplo conmovedor de esta dinámica. Mientras aproximadamente 230,000 vidas se perdieron, los Moken, una tribu indígena de nómadas del mar que habita las Islas Andamán, lograron evadir el desastre al recurrir a historias centenarias que les advertían del peligro inminente. Los Moken se refieren a la devastadora ola como "Laboon", un término profundamente arraigado en su narrativa cultural que significa un castigo divino para los malvados. Esta historia no es meramente una fábula; transmite una comprensión crítica de los fenómenos naturales. Para los Moken, la llegada de Laboon es precedida por una serie de olas más pequeñas, un patrón que se ha transmitido a lo largo de generaciones. Cuando presenciaron estas señales reveladoras en ese fatídico día, supieron que debían buscar terrenos más altos, mientras que muchos otros permanecieron ajenos. Este fenómeno plantea una pregunta esencial: ¿cómo pueden las sociedades, especialmente aquellas en regiones vulnerables, beneficiarse de los sistemas de conocimiento indígena y local? La respuesta radica en una comprensión intrincada del medio ambiente que estas comunidades han cultivado a lo largo de generaciones. El conocimiento indígena es un tesoro de observaciones sobre ecosistemas locales, patrones climáticos y peligros naturales, a menudo articulado a través de historias y prácticas culturales. Por ejemplo, las prácticas tradicionales de manejo del fuego empleadas por los pueblos indígenas ahora son reconocidas por su efectividad en la prevención de incendios forestales. Durante décadas, las autoridades occidentales desestimaron la quema cultural como peligrosa, lo que llevó a la proliferación de incendios forestales intensos, ya que la maleza se volvió más densa sin el beneficio de quemas controladas. Sin embargo, investigaciones recientes han demostrado que reintegrar estas prácticas puede mitigar los riesgos de incendios, beneficiando tanto al medio ambiente como a las comunidades locales. A medida que el cambio climático se intensifica, la convergencia del conocimiento indígena y la investigación científica está ganando impulso. Los investigadores están colaborando cada vez más con comunidades indígenas para combinar la sabiduría tradicional con métodos científicos contemporáneos. Este enfoque no solo enriquece la comprensión científica, sino que también empodera a los pueblos indígenas hacia la autonomía política y la autodeterminación, como se ha visto con el pueblo Monkoxɨ en Bolivia. Además de la gestión del fuego, el conocimiento indígena y local tiene implicaciones valiosas para la preparación ante desastres. Por ejemplo, las comunidades mayas que viven cerca del volcán Fuego en Guatemala han reconocido durante mucho tiempo la importancia de la forma del volcán como un precursor de las erupciones. Esta sabiduría anecdótica se alinea con observaciones científicas, creando un marco colaborativo donde tanto las percepciones locales como las técnicas científicas contribuyen a una mejor evaluación y gestión del riesgo. La UNESCO y la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR) han comenzado a enfatizar la integración del conocimiento indígena en las estrategias de reducción del riesgo de desastres. Sus hallazgos subrayan la importancia de construir sobre los sistemas de conocimiento tradicionales para complementar la comprensión científica, particularmente a medida que las comunidades enfrentan las realidades del cambio climático. Un aspecto a menudo pasado por alto de la resiliencia indígena es la infraestructura social que estas comunidades mantienen. Por ejemplo, los Māori en Nueva Zelanda tienen sitios de reunión que sirven como centros comunitarios durante crisis, proporcionando un sentido de estabilidad y conexión cuando ocurren desastres. Estos espacios permiten la comunicación cara a cara y la acción colectiva, algo que muchas comunidades occidentales carecen, lo que lleva a la confusión y el desorden en tiempos de crisis. A medida que enfrentamos un futuro cada vez más impredecible, el desafío radica no solo en reconocer el valor del conocimiento indígena y local, sino también en aprender a colaborar con estas comunidades de manera respetuosa y equitativa. Las lecciones extraídas de sus experiencias e ideas podrían ser fundamentales para mejorar nuestra capacidad colectiva de adaptarnos a un mundo cambiante. En este contexto, el camino a seguir es claro: debemos escuchar, aprender y trabajar junto a los pueblos indígenas para crear un futuro más resiliente. Al valorar e integrar su conocimiento en nuestros planes de preparación ante desastres, podemos aprovechar la sabiduría que ha sido cultivada a lo largo de generaciones, transformando historias antiguas en estrategias modernas de supervivencia.

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